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Siria resistirá (+Fotos y Video)

Durante más de una década Siria ha vivido en guerra. La milenaria nación ha visto morir a sus hijos, familias enteras han quedado dispersas y rotas, mientras la economía de la otrora “perla de Oriente” quedaba en ruinas, como de igual modo hoy lucen muchos de aquellos espacios que daban fe del nacimiento y paso por esas tierras de culturas y religiones diversas.

 

Foto: IOM Muse-Mohammed

 

Como si no bastara tanto dolor, el pasado 6 de febrero varias localidades del norte, en la región montañosa cercana a la frontera con Turquía, sufrieron el peor terremoto reportado en el país en los últimos 100 años.

A las espeluznantes cifras de muertos y heridos, hay que agregar la de cerca de 8 millones de personas que han quedado sin hogar, expuestos al crudo invierno de esa zona: “No murieron bajo los escombros, pero podrían hacerlo de hambre y frío”, dijo a Trabajadores el doctor Ghassan Obeid, quien desde hace apenas tres meses ocupa el cargo de embajador de la República Árabe de Siria en Cuba.

 

Doctor Ghassan Obeid, embajador de la República Árabe de Siria en Cuba. Foto: Yimel Díaz

Siria, al igual que Cuba, ha sido incluida en la lista de países que, según EE. UU. patrocinan el terrorismo. Ello sirve de pretexto para imponer sanciones que persisten a pesar del terremoto. ¿Qué impacto han tenido esas medidas en el pueblo sirio?

Contra Siria se han levantado acusaciones falsas, entre ellas esa de que es un país que patrocina el terrorismo, cuando en realidad lo ha sufrido y combatido.

La otra gran mentira tiene que ver con las armas químicas cuando desde el 2013 anunciamos el desmantelamiento de ese programa militar, proceso que fue verificado por las Naciones Unidas y varias instituciones internacionales, entre ellas la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

En el 2014 se confirmó, ante el Consejo de Seguridad, que el país estaba completamente libre de ese tipo de armamento. A pesar de eso, persisten imputaciones de ese tipo desde EE. UU. y países europeos como Francia, Alemania, e Inglaterra.

Esas falsedades son el pretexto para sancionar a Siria, algo similar a lo que sucede con Cuba.  Ellos niegan que afecten el trabajo humanitario, pero recientemente, cuando debido a la presión internacional por el terremoto se vieron obligados a suspender la aplicación de algunas medidas durante seis meses, quedó claro el perjuicio pues, por ejemplo, las transferencias no llegaron ya que todo lo que pase por el Banco Central de Siria, el Financiero o el Comercial queda automáticamente bloqueado. Ni siquiera los ciudadanos sirios que viven fuera del país pueden enviar dinero a sus familiares.

Asimismo, tenemos la llamada Ley César para la Protección en Siria, del 2019, que incluye una serie de castigos adicionales contra el presidente Bashar al Assad y su familia, altos dirigentes sirios y todo aquel que haga negocios con nuestro país. La legislación castiga la exportación y la importación, los pagos, las transferencias, todo, bajo el argumento de la Lista, presumida, de naciones que apoyan, patrocinan o fomentan el terrorismo.

Lo que sucede es que los gobiernos que defienden su independencia, soberanía, y el derecho a tener una lectura propia de las leyes internacionales, son vistos por EE.UU. como enemigos. La potencia americana considera que esas naciones atentan contra sus intereses hegemónicos y, en nuestro caso, también los de Israel.

 

 

 

En las últimas semanas, y a pesar de los destrozos dejados por el terremoto, Israel ha bombardeado ciudades sirias. ¿Qué daños han dejado estas acciones?

Israel representa los intereses de EE.UU. en nuestra zona geográfica. Ni siquiera en los días posteriores al terremoto dejó de atacar y bombardearnos. Ha sido criminal, un acto de guerra, de agresión, sancionable según las leyes internacionales EE.UU. lo sabe y aunque es uno de los miembros permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, no ha hecho nada.

Tres días después del terremoto fue bombardeado el aeropuerto de Damasco y parte de la ciudad. Murieron más de 16 civiles atrapados en dos edificios que resultaron destruidos. La pista de aterrizaje por donde estábamos recibiendo las primeras cargas de asistencia humanitaria quedó inutilizada por al menos una semana.

 

 

El pasado 7 de marzo recibimos otra andanada de misiles israelíes contra el aeropuerto de Alepo, que es el punto de entrada más cercano a los damnificados. Allí estábamos recibiendo medicamentos y materiales de salud. Esa infraestructura civil quedó fuera de servicio. Gracias a la ayuda de China, Rusia, Irán, y otros países de la región pudimos repararlo.

La ONU, la comunidad internacional y el mundo libre deberían condenar estos hechos, como hizo el Gobierno cubano de manera enérgica, pero han guardado un silencio cómplice.

Vale añadir que tenemos varias ciudades afectadas por el terremoto que no están bajo el control del gobierno sirio, sino ocupadas por Turquía y grupos terroristas, para ellos pedimos ayuda a la comunidad internacional, solo Naciones Unidas pudo entrar y auxiliar a esas personas que también son ciudadanos sirios.

 

¿Será posible la paz con Israel?

El Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas refrenda el principio de la integridad nacional y ampara que se luche por liberar las zonas ocupadas por potencias extranjeras, como es el caso de las Alturas del Golán sirio, donde existe presencia militar de Israel desde la guerra de 1967. La lucha contra ese tipo de ocupación no puede ser calificada de terrorismo.

Las Alturas del Golán tienen una posición estratégica con tierras en el Líbano, Jordania, Siria e Israel

Palestina también ha sido ocupada. La resolución de las Naciones Unidas que estipuló que la creación del Estado de Israel, dice que a su lado debe estar el de Palestina, y que ambos serían responsables de preservar la paz y seguridad. Esto no ha sucedido aun porque Israel y EE.UU. no lo permiten.

Las condiciones que exigen para levantar las sanciones contra Siria son inaceptables pues incluyen, entre otras, renunciar al territorio ocupado por Israel, es decir, dejárselo como regalo y vivir entonces como buenos vecinos.

Nunca renunciaremos a nuestro territorio ni consideraremos a Israel como un país amigo. No obstante, estamos abiertos a negociar la paz si ellos deciden devolver todas las tierras árabes ocupadas: nuestras Alturas del Golán, Palestina y el sur del Líbano. Solo entonces podremos sentarnos a conversar, mientras tanto, Siria resistirá.

Otro punto de tensión es con Turquía. Recientemente el presidente Recep Tayyip Erdoğan, durante una visita a Rusia, propuso dialogar con Bashar Al Assad, pero eso no será posible mientras se nieguen a salir de los territorios que ocuparon en la frontera. No queremos la guerra, fueron ellos lo que atacaron a tropas sirias e invadieron una franja fronteriza de más de 800 kilómetros de largo y 30 kilómetros de profundidad. Nuestro reclamo, para poder conversar, es que se retiren y cierren la frontera a todas las entradas ilegales de terroristas y traficantes de drogas y armas, incluidas las químicas.

¿Cómo entender la sostenida resistencia del pueblo sirio?

El pueblo sirio sabe que el gobierno encabezado por Bashar al Assad defiende sus intereses y por eso lo respalda. No pierde la esperanza de un día mejor, tal como hace el pacífico pueblo cubano castigado desde hace más de 60 años por un bloqueo criminal de EE.UU. En casos como estos no queda otra opción que implementar medidas locales que ayuden al pueblo a sobrevivir y paliar el sufrimiento.

 

 

Esta situación ha ido creando una cultura en las personas que se basa en la certeza de que solo tendremos lo que seamos capaces de producir, hay que plantar para comer, no podemos depender de lo que llegue de afuera; si llega, mejor, pero no moriremos de hambre.

También es justo reconocer la contribución de los amigos verdaderos, esos que no han dejado a Siria sola en este difícil período, como son Rusia, China Irán, Irak y otros países árabes.

La sabiduría popular afirma que las crisis y catástrofes cambian a las personas. Tras el terremoto hemos recibido actitudes positivas de naciones que antes rehusaban el diálogo con nosotros, pero ahora han enviado ayuda humanitaria, tal es el caso de Egipto, Jordania, Kuwait y Arabia Saudita. Vale destacar el caso de esta última, que participó de la destrucción de Siria y ahora envió tres aviones de ayuda. Igual cantidad recibimos de Kuwait.

Los Emiratos Árabes, por su parte, donaron 50 millones de dólares y varias cargas aéreas. El ministro canciller de Relaciones Exteriores de ese país llegó personalmente en busca de respuestas acerca de dónde y qué era lo más urgente para los damnificados.

Los envíos de ayuda luego del terremoto no han estado exentos de la habitual politización del tema sirio. Prueba de ello es que en los primeros días Turquía recibió cientos de cargas, mientras al nuestro llegaron apenas 25 aviones.

Mapa que describe la intensidad del terremoto ocurrido el pasado 6 de febrero.

 

¿Qué sucedió con el ofrecimiento de Cuba de enviar una brigada del Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias Henry Reeve?

El gobierno, nuestro presidente Bashar al Assad y el pueblo sirio están muy agradecidos del ofrecimiento inmediato de Cuba de enviar ayuda material y una brigada médica de 27 especialistas, pero las sanciones contra nuestros países impidieron encontrar el avión que los transportaría con la premura que se necesitaba. No fue posible activar la ruta que antes existió Habana-Moscú-Damasco.

Actualmente no se puede comprar un billete de avión directo para Siria desde La Habana, es preciso volar a Madrid o a París, luego al Líbano, para entonces tomar un taxi en Beirut y cruzar la frontera por carretera. Al aeropuerto internacional de Damasco solo llegan aviones de países de la región como Jordania, Egipto, Irán, Argelia… y algunas aerolíneas de estados amigos.

No obstante, aún no perdemos la esperanza de poder encaminar la ayuda material de Cuba que incluye medicamentos y vacunas.

 

Siria atesora numerosos sitios de valor para el patrimonio mundial, muchos de ellos se han perdido por la guerra y la acción indiscriminada de grupos terroristas y fanáticos. ¿Cuánto se han podido hacer por la restauración y conservación? ¿Qué se ha perdido de manera definitiva?

Infelizmente hemos sufrido ataques terroristas de bárbaros a quienes no les importan el patrimonio nacional ni mundial. Somos un país de una cultura milenaria, por ahí pasaron civilizaciones antiguas que dejaron huellas de valor extraordinario, muchas de las cuales han sido saqueadas de manera sistemática durante estos años de guerra y ocupación.

Varios sitios incluidos en la Lista de Patrimonio Mundial devinieron campos de batalla, como ocurrió en Palmira, el Crac de los Caballeros, la iglesia de San Simeón, Alepo y su ciudadela. Muchos sitios arqueológicos terminaron destruidos, así como ciudades, iglesias y mezquitas que tenían entre mil y 4 mil años de antigüedad. Tal sucedió en Alepo y en Palmira. Las primeras menciones en registros históricos de esta última datan de 3 mil 800 años.

 

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También hubo saqueo, los bienes robados se extraían a través de la frontera con Turquía y de ahí, a sus compradores en Europa. Se ha comprobado que una de las primeras acciones de los grupos armados que entraron en Siria en el 2012 fue robar todo lo que pudieran.

Actualmente estamos trabajando duro en la restauración de lo que se pueda. Hay varias naciones interesadas en cooperar en este terreno, especialmente Rusia, Rumanía, República Checa y Chile. Han llegado numerosos expertos y esperamos que Cuba se incorpore, especialmente luego de un encuentro de titulares de Cultura previsto a celebrarse en La Habana este año, el cual aprovecharemos para estrechar relaciones con el Consejo Nacional de Patrimonio y con el Ministerio de Cultura.

 

En los últimos años se ha tratado de imponer desde una parte del mundo una visión sesgada y racista de la cultura árabe. ¿A qué se debe eso?

La agresión europea y estadounidense contra el mundo árabe no es nueva, es muy antigua, han prefabricado una falsa propaganda basándose en la existencia de un grupo de fanáticos como el Estado Islámico, al Qaeda y otros, cuando en realidad esa no es la lectura del islam que predomina, ni la que aplicamos en muchos países del Mediterráneo y del norte de África, somos contrarios a lecturas religiosas fanáticas y a la intolerancia con respecto a otras culturas.

Esa actitud contra los árabes, el islam, el cristianismo antiguo se basa en la ignorancia. Ellos han hecho creer al mundo que todos los musulmanes son terroristas y no es verdad, se ha comprobado que muchos de los miembros de esos grupos provienen de países europeos. Los preconceptos contra los árabes y su cultura son responsables, en gran medida, de la animosidad existente y obstaculizan la reconciliación entre nosotros mismos.

 

 

La motivación económica también está presente pero no es la más importante. Siria no es un país tan rico. Uno se pregunta qué hacen los estadounidenses al norte de Siria, ¿será que necesitan de ese petróleo que saquean? Sabemos que no, es apenas una gota si lo comparamos con los recursos que controlan en el mundo, pero lo aprovechan porque les sale gratis.

En Siria coexisten el islamismo moderado, el cristianismo abierto y muchas otras confesiones religiosas en perfecta armonía. Nuestra tierra fue la cuna de muchas de ellas y de ahí salieron al mundo.

El papa juan Pablo II visitó Siria en el 2001 e hizo el camino de San Pablo. A su llegada al aeropuerto internacional de Damasco afirmó estar consciente de que visitaba una tierra muy antigua, que ha desempeñado un papel vital en la historia de esta parte del mundo, cuya contribución literaria, artística y social al florecimiento de la cultura y de la civilización es muy conocida.

Tenemos practicantes de muchas religiones y culturas. Hay católicos, ortodoxos, maronitas (Líbano y Siria), armenios… Estos últimos fueron recibidos con los brazos abiertos en 1915, cuando huían de la opresión otomana y encontraron entre nosotros una vida de paz y hermandad.

Igual ha ocurrido con yemenitas; somalíes; palestinos y libaneses cuando fueron atacados por Israel; y con más de 2 millones 500 mil iraquíes que encontraron cobijo en Siria tras la invasión de EE.UU. que dejó otros 2 millones de víctimas mortales. Cualquier persona que necesitaba refugio encontraba nuestros brazos abiertos.

Ahora es Siria quien tiene problemas luego de las invasiones estadounidense, turca, israelita y las acciones de los terroristas. Eso ha motivado que muchos de nuestros ciudadanos abandonen sus hogares rumbo a los campamentos de refugiados en Turquía, Jordania y Líbano. Otros han podido asentarse en distintos países del mundo.

Esos campamentos han sido usados para saquear el dinero de las Naciones Unidas y presionar a Siria. El Gobierno ha declarado estar listo para recibir a todo el que quiera regresar y sumarse a la reconstrucción del país. Se han promulgado muchas leyes con vistas a la reconciliación y la libre convivencia. Es difícil precisar la cantidad, pero muchos están de vuelta.

 

¿Qué expectativas tiene respecto a su labor como embajador en Cuba? ¿Cuáles serán sus prioridades?

Estoy muy feliz de trabajar en un país hermano de Siria. La relación entre nuestras naciones fue construida por el presidente Hafez al Assad y Fidel Castro en el siglo pasado, desde entonces hemos mantenido una lucha común contra el imperialismo estadounidense, en defensa de la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos de nuestras respectivas naciones, tal como dictan las leyes internacionales.

 

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El alto nivel de nuestras relaciones propició de visitas presidenciales: Bashar al Assad estuvo en Cuba en el 2010, y antes nos visitaron el Comandante Fidel Castro Ruz y el Che Guevara.  Ahora, luego de tantos años concentrados en la lucha contra el terrorismo y tras una guerra que, entre otros perjuicios, nos dejó sin un avión que pudiera cruzar el Atlántico, estamos dispuestos a organizar un nuevo intercambio de esa jerarquía.

También queremos fortalecer y priorizar los lazos comerciales y económicos, colocarlos al nivel de excelencia en que se encuentran los vínculos políticos. Eso nos ayudaría a quebrar el bloqueo al que ambas naciones se enfrentan desde hace varios años. Ya hemos conversado sobre el tema con Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera y le hemos propuesto firmar un acuerdo.

Estamos interesados además en aprovechar el desarrollo científico alcanzado por Cuba y enviar más estudiantes para que se gradúen de Medicina y otras especialidades. Estamos abiertos además a recibir jóvenes cubanos interesados en aprender el idioma árabe.

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