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RETRATOS: Consagrarse todo el tiempo

Inmediatamente que José Vladimir Rivero abre la puerta de la nave donde se encuentran las gallinas, el alboroto que forman las aves es tremendo. Para cualquiera, el cacareo se torna ensordecedor, pero él lo disfruta.

 

Foto: María de las Nieves Galá

 

Como si estas lo entendieran, él les dice que se callen, que ya les trae la comida. “Me conocen hasta por los pasos, yo les chiflo, les digo: eh, qué pasa ahí, … vamos a ver si se están tranquilas…”, afirma, como si tuviera una palabra mágica para hipnotizarlas. Pero el alboroto es aún mayor.

La nave está limpia y a simple vista el visitante se percata de la dedicación que han puesto en ese espacio. Y mientras el cacareo sigue como si fuera un coro interminable, el hombre vuelve a echarles el alimento.

Desde hace algún tiempo, José, de 58 años edad, asumió el cuidado de las aves que se crían en áreas aledañas a la Delegación Territorial del Instituto Nacional de Reserva Estatal en Villa Clara. Es una de las alternativas que la entidad ha ido creando para solventar el autoconsumo del colectivo y también aportarles a los trabajadores.

“Siempre he trabajado en el campo. Nací en Yabú, y soy hijo de campesinos. Me gusta cultivar la tierra, toda la vida me he dedicado a eso”, acota, y subraya la bondad de cualquier pedacito de suelo, que, tratado con amor, fructifica y da buenas cosechas. Lamentablemente, ahora la sequía atenta contra los sembrados, y es preciso estar sobre estos para que no se pierdan, añade.

“Cuando llegué aquí, empecé en los sembrados, pero después me propusieron dedicarme a esta actividad y la asumí. De criar gallinas yo no sabía nada. Pero no es difícil, aunque exige dedicación. Hay que levantarse temprano todos los días, llueva o truene tenemos que atenderlas”, acota, mientras les echa el pienso y las gallinas picotean con gusto.

Según cuenta, vive cerca de la entidad y eso le permite estar temprano, sin necesidad de estropearse demasiado. “Las aves se acostumbran a comer a una hora, y no se puede dejar para cualquier momento”.

Después la explicación es más amplia: las gallinas ponedoras no se pueden estresar porque baja la producción de huevos.

Este domingo, como todos los cubanos, José Vladimir se levantará muy temprano, para ejercer su derecho al voto, consciente de que votar por todos es un acto de amor y lealtad a la Patria.

Luego, irá a atender de nuevo a sus aves, porque si desean que el autoconsumo prospere, hay que consagrarse todo el tiempo.

 

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