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RETRATOS: Linda historia de amor

Elsa Lluch Gómez era una jovencita cuando el amor llegó a ella. Enrique Francisco Gandulfo Santana conquistó su corazón con una fuerza tal que solo la muerte de él los separó físicamente. “Yo tenía 14 años cuando me enamoré y a los 18 nos casamos”.

 

Elsa Lluch Gómez muestra la foto de la boda con Enrique Francisco Gandulfo. Foto: Agustín Borrego

Al conversar, recurre una y otra vez a los recuerdos sobre su amado. Juntos fundaron una hermosa familia, compartieron principios revolucionarios y la entrega a un oficio al cual dedicaron parte de sus vidas: los dos fueron trabajadores del sector bancario.

Sentada en uno de los sillones de la sala de su hogar, muestra una foto del día de su boda: los dos irradian la felicidad que los acompañaría en los 70 años que estuvieron juntos. Ahora, confiesa, siente añoranza de su compañía, la cual se atenúa con el cariño de la familia y de sus amistades.

Por eso, más que hablar de ella, Elsa quiere rendirle tributo al querido esposo, quien falleció hace dos años. “Él cumplió lo prometido: nunca abandonó el banco, aunque le propusieron puestos con mejor remuneración. Era un hombre ejemplar en todos los sentidos. Laboró en el Banco Núñez, hasta enero de 1959, en que  se puso al servicio de la Revolución y las funciones monetarias fueron asumidas por el Banco Nacional de Cuba, presidido por Ernesto Che Guevara.

Fue fundador de las Milicias Nacionales Revolucionarias, participó en la lucha contra bandidos en el Escambray, tomó parte en las zafras del pueblo y durante años fungió como delegado del Poder Popular en el barrio. “Era muy completo. Llevaba a la vez su vida laboral, familiar y revolucionaria; las tres cosas las hacía de forma pareja. Jamás demostró cansancio ni apatía, solo manifestaba alegría, entusiasmo y deseos de trabajar. Afirmaba que para todo había tiempo, lo importante era planificarse bien”, alega.

Acota que él laboró en varias sucursales y durante años permaneció en el Banco Central de Cuba, entidad en la cual se jubiló a los 84 años. “Era muy sencillo. Llegaba al banco y saludaba a todas las personas, desde la recepcionista hasta el funcionario de mayor categoría, porque, como aseveraba, todos eran decisivos en el cumplimiento de las tareas.

“Daba mucho valor a los jóvenes e insistía en que había que enseñarlos y orientarlos porque eran el futuro”, comenta.

La historia nació en el Cerro

Elsa se graduó de Economía en una escuela bilingüe llamada Buenavista, que existía en Marianao. Residía en el capitalino municipio del Cerro cuando conoció a Enrique Gandulfo. Ya después de casados, construyeron su casa en el reparto Martí; en ese entonces en la barriada no existían calles ni aceras.

 

Elsa durante su graduación. Foto: Cortesía de la entrevistada

Recuerda, que tuvo la suerte de estar en los momentos en que se construía el reparto Cepero Bonilla, donde el Comandante Ernesto Che Guevara participó directamente. “Soy fundadora de la FMC y de los CDR. En esos primeros años del triunfo, me desempeñé como trabajadora social. El Che nos dio una lección con su actitud, pues con el poco tiempo que tenía, venía todas las semanas a los trabajos voluntarios. A las familias que vivían en condiciones deplorables, se les construyeron casas confortables, y le fueron entregadas viviendas amuebladas. También hicieron un círculo infantil, parques, peluquería y otras instalaciones para el disfrute de la comunidad”, señala.

Recuerda Elsa que posteriormente trabajó en una empresa de transporte vinculada a la construcción y luego pasó a laborar en el sector bancario. “Se creó una sucursal en el Casino Deportivo (en la actualidad Banco Metropolitano) y solo me fui de ahí cuando me jubilé por problemas personales”.

Con su vasta experiencia, la octogenaria subraya que ese es un sector muy importante para el desarrollo del país. “La persona que va a ocupar un puesto debe tener no solo sentido de responsabilidad, sino de amor y vocación de servir al pueblo con esmero. Es reconfortante que cuando una persona acuda a usted, salga de la institución satisfecho por la atención recibida”.

 

Enrique Francisco Gandulfo Santana recibió la categoría de Experto Bancario, así como innumerables reconocimientos por sus años de servicio en el sector. Foto: Agustín Borrego

Insiste en la necesidad de la superación constante. “Mi esposo, tenía más de 80 años y todo lo que caía en sus manos lo leía y analizaba. Me decía que eso era lo único que le daba garantía para hacer cumplir sus funciones de forma correcta. Por eso digo que él también fue mi maestro, todo eso me lo transmitió a mí”.

Comprometida con su sector, del que siempre se siente parte, ella felicita a todos los hombres y mujeres que este 13 de octubre celebran el Día del Trabajador Bancario; igualmente hace llegar sus saludos a los integrantes del sector azucarero, que festejan su día en igual fecha.

El patriotismo en la sangre

Los ojos azules de Elsa delatan sus raíces españolas. “Mi bisabuelo paterno, Enrique Lluch, era catalán y luchó al lado de los mambises en la guerra de independencia de 1895. Resultó herido y hubo que llevárselo para México, a fin de protegerlo del ejército español”, rememora.

Asegura que el amor por Cuba se alimentó desde la cuna.  Ella admira a todos los patriotas, pero en particular, experimenta un sentimiento profundo por Carlos Manuel de Céspedes, quien dejó todas sus comodidades y fue capaz de aunar a todas las personas, sin distinción de razas, por la libertad de Cuba.

Orgullosa de su familia, refiere: “Logramos sembrar valores y hoy estamos recogiendo el fruto”. El matrimonio tuvo cinco hijos, tres de ellos fallecieron (Elsa María, Hugo y Miriam). Yolanda siguió el camino de sus padres y es trabajadora del sector bancario, y Enrique, ingeniero civil. Ellos recibieron de sus progenitores el sentido de humildad, entrega y respeto a la Revolución.

La añoranza se refleja en su rostro. Pero en sus palabras hay satisfacción. No fue en balde todo el amor que entregaron. Aún su jardín sigue regalando flores, que son testimonio de su hermosa familia.

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