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Lo que La Coloma no olvidará (+ Fotos)

“Dicen que sí, pero yo sé que al dolor nadie se acos­tumbra; mucho menos cuan­do son sufrimientos del alma, de los que se ven en los ojos de los nietos, en el quejido de una vaca o en el ladrido de un perro. Ian fue un espanto y nunca lo voy a olvidar”, dijo un guajiro en La Co­loma a poco tiempo del paso per­turbador del huracán.

 

El tabaco no podía quedar desprotegido. Foto: Alejandro Acosta

Fue en un lugar conocido por La 21, en alusión al kilómetro en que se ubican humildes casitas muy pegadas a la carretera que se­para a la ciudad de Pinar del Río del famoso enclave pesquero.

Allí bajo la égida de Amada Bellana, la delegada del Poder Po­pular, se vendía una caja de pollo a cada familia. En la noche, un día después de Ian, cada hogar recibió cajitas de comida. De momento, ni lugareños ni quienes llegan hablan de la sabrosa langosta, ni de par­gos o bonitos. Cosa extraña, pues históricamente casi todos los que llegan a La Coloma quieren cargar a como dé lugar con algún alimen­to marino.

Frente al hombre —luego supe que era pescador—, dos colchones aún enchumbados de agua, y un televisor de pantalla plana al que trabajosamente intentaba secar el agua salada que permanecía en su interior. En rústica e improvisada tendedera, la ropa de la familia. Más allá, otros utensilios domésti­cos. Por suerte fue poca la lluvia. Ian entró de madrugada, quizás para hacer más daño. Triste pano­rama, repetido de casa en casa.

 

Una vía peligrosa

La carretera Pinar del Río-La Coloma no solo muestra la huella de Ian. Es la imagen de una vie­ja vía por donde no parece que por muchos años hayan transi­tado sobre rastras refrigeradas miles de toneladas de productos del mar, entre los bienes cubanos de mayor cota financiera en el mundo.

 

Muy afectada la Empresa Pesquera Epicol, La Coloma. Foto: Alejandro Acosta

A los dos días transcurridos tras Ian el camino exhibía muy peligrosas señales de su paso. Postes totalmente inclinados y también cables eléctricos me­ciendo su imprudencia al batir del aire: un perfecto reto al trán­sito vehicular con la ayuda que en gran escala se trasladaba a La Coloma.

Los más viejos aseguran que en sus vidas nunca habían sufrido un impacto así de la naturaleza. Ni si­quiera en las dos ocasiones en que ante la llegada también de grandes huracanes, Fidel ordenó sacar a todos los colomeños hacia lugares altos y seguros.

Ahora son poco más de 7 mil personas, orgullosas de contar con la empresa pesquera más impor­tante de Cuba, aunque en el pue­blito, como en toda la provincia pi­nareña, falten la electricidad y el agua, y la famosa entidad quedara maltrecha por los vientos, incluso con varias embarcaciones hundi­das y otras muy afectadas.

Dicen, y es fácil comprobarlo, que las aguas del mar entraron al primer nivel de todas las casas a ras del suelo en La Coloma. Y los de abajo tuvieron que subir a los pisos superiores en los más de 20 edificios de microbrigada que se yerguen en el poblado. Hoy reconocen que no existió en el territorio la necesaria percepción del riesgo.

Sin duda, en este punto se evi­denció imprevisión de autoridades del lugar, pues la indicación, clara y precisa, era de evacuar a todos los que estuvieran en peligro. Pero hubo pobladores que no quisieron evacuarse y otros con los que hubo correcorre cuando Ian ya batía su fuerza sobre la zona.

Tras el paso del huracán el vice primer ministro Jorge Luis Tapia, Félix Duarte Ortega, del Secretariado del Comité Cen­tral del Partido; Yamilé Ramos Cordero, primera secretaria del Partido en Pinar del Río; y Ma­nuel Santiago Sobrino, ministro de la Industria Alimentaria y la Pesca, recorrieron el lugar, ana­lizaron lo ocurrido e indicaron los pasos a seguir para la recu­peración.

También se reunieron con la dirección de la zona de defen­sa para conocer detalladamente cuántos albergados tenían, cuán­tas raciones de comida habían sido repartidas, cuántas familias sufrieron afectaciones totales, parciales o de otro tipo en techos y viviendas, cuántas cisternas fueron saneadas.

 

Venta de cajas de pollo a los pobladores. Foto: Alejandro Acosta

En fin, datos que aunque nu­méricos, podrían ofrecer una perspectiva elocuente del esfuer­zo por desterrar de La Coloma el impacto de Ian. Por las respues­tas a esas interrogantes conoci­mos que aún era necesaria una mayor precisión.

Con rapidez se organizó el al­bergamiento de los solidarios san­tiagueros, y también de la tropa artística de Kcho, y de las FAR, que llegarían al día siguiente para incorporarse a la recuperación.

 

No solo destrucción… Ian fue más que eso

Ian no solo dejó destrucción, sino que propició el formidable es­fuerzo que despliega el pueblo de la provincia más occidental de Cuba. A esta, región más gol­peado en todo Pinar del Río, dejó tareas para enfrentar fenómenos que de seguro vendrán en el fu­turo. La preparación y organiza­ción para acometerlos es fuerza insoslayables para vencer. Como dirían muchos: no hay de otra.

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