Yadira se asombró, nosotros no

Yadira se asombró, nosotros no

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Yadira se alegró, pero se sorprendió muchísimo, cuando le avisaron por vía telefónica que estaba invitada a la 55 Jornada Cucalambeana, pues se hallaba entre los finalistas del concurso Cucalambé de décima escrita. No pudo acceder a la invitación de Las Tunas, porque estaba en una suerte de reclusión domiciliaria en su Camagüey, a causa de una dolencia de su pequeña.

Yadira y su hija Geraldine. Foto: tomada de su perfil de Facebook

 

Pero la sorpresa se le convirtió en un rotundo asombro cuando la llamaron por segunda vez para informarle los resultados del certamen:

—Yo me imaginaba que habría podido conseguir una mención o algo así, pero nunca pensé que pudiera ser el Premio —me dijo con voz que se percibía atrapada por tamaño alegrón, minutos después de finalizada la ceremonia.

Su estremecimiento habla de la sencillez y la convicción de que siempre se está aprendiendo, virtudes que caracterizan a esta muchacha nacida en la urbe agramontina el 4 de febrero de 1985. Yadira Troche Nerey es médico, poetisa, narradora y escritora para niños, y a fines del 2021 concluyó una larga, intensa y tensa etapa de estudios hasta defender exitosamente su tesis como especialista en Neurología.

Sin embargo, si la acompañamos en la contentura, no fue así en el asombro: Para quienes hemos seguido su más reciente trayectoria literaria —en primer lugar el poeta Alejandro González, uno de sus más cercanos guías en las letras— estaba claro que Yadira estaba madura para la conquista de un escaño superior en la construcción de su edificio lírico.

Proveniente destacada del movimiento de talleres literarios durante su etapa estudiantil, en la cual alcanzó sus primeros reconocimientos en poesía y narrativa, ya en los años recientes ha sido con sus versos una presencia muy atendible —a menudo sorprendente— en las redes sociales y sitios digitales, y sus lauros no se hicieron esperar en diversas competiciones.

Valga ejemplificar que en el 2021 mereció el Premio Guajira, junco y palmera, convocado por el Centro Iberoamericano de la Décima, y el Premio del concurso 4×10 Verano, en su ciudad natal, por su poema Apostasía por un Dios-Numen en mi cintura, así como el Premio del XIII concurso nacional de glosas Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí, con su poema Fallida oda a mi rojo izquierdo.

Más recientemente, en el XXII concurso nacional Ala Décima 2022 —cuya premiación se efectuó en el XXII Encuentro Nacional Ala Décima— su cuaderno Asiste un dios a mi coartada -Décimas heréticas- conquistó el segundo lugar, en esta ocasión nombrado Premio Especial Centenario del Indio Naborí.

En los dos últimos años, además, ha dado muestras de un saludable apego al legado cultural y a temas latentes en la cotidianidad. El sitio Cuba Ala Décima dio a conocer en ese período su homenaje a Nicolás Guillén desde su tierra natal; el intercambio Yadira, Alejandro y el dolor camagüeyano, por la difícil situación epidemiológica que vivió esa provincia, así como su tributo a José Martí, el Hombre de La Edad de Oro, en el aniversario 126 de su caída en combate, y sus poemas La ventana miente, en versos hexasílabos, y Homenaje a Mijaín López. En diciembre, a propósito del aniversario 204 de que Camagüey recibiera el título de Ciudad, el referido sitio reprodujo su deliciosa recreación de una leyenda camagüeyana.

Este de ahora, el Premio Cucalambé —certamen más complejo, en el cual se compite con libros inéditos de décimas—, es ya para ella, desde luego, un alcance mayor, pues ha vencido un listón más alto. El jurado, integrado esta vez por los reconocidos escritores Diusmel Machado Estrada, Herbert Toranzo Falcón y Edelmis Anoceto Vega, todos laureados antes en el Cucalambé, coincidieron en otorgar el galardón al conjunto de Yadira, por el momento titulado De abismos a Dios un canto -Décimas heréticas-, que entrará próximamente en trabajo editorial por el tunero sello Sanlope. Gracias a la gentil colaboración de la premiada, ofrecemos un botón de muestra del volumen:

 

Herejía Segunda

 

 «[…]de esa sustancia conocida
con que amasamos una estrella
»

  Nicolás Guillen

 

VUELVE DIOS A LA CONSTANCIA

oculta de mi lamento,

vuelve laxo al mandamiento,

vuelve sin voz a mi rancia

condena…

 ¿de qué sustancia

amasamos las estrellas?

¿Dónde sepulto las huellas

en mi espalda: las señales?

¿Cuáles seres celestiales

a mis ojos urden mellas?

Vuelve Dios arrepentido

con mi nombre atormentado.

Trae a rastras al pecado,

trae mi dolor, el quejido.

Vuelve un ángel semi-ungido

con los pies sobre mi cara.

Se burla,

 miente,

 prepara

mi pecho como tribuna…

ángel- estrella,

 fortuna

que en luz mi vientre culpara.

Vuelve Dios, una estampida

hasta la cruz de mi aurora,

vuelve gritando a deshora…

como quien teme a mi herida.

No sabe que en la caída

de mi tiempo,

 le abandono.

Me desconoce el encono

agudo de mi desliz.

Vuelve por mi cicatriz

y erige en ella su trono.

 

 

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