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Tomate perdido: un guión que no termina

Cerca de la UEB Fibrocemento Mario Echeverría López, en Artemisa, se repite una historia archiconocida: la descomposición de tomate en la finca Santa Teresa. El guión coincide con el de una película vista hasta el cansancio; quizás por eso ya ni siquiera le asombra al usufructuario Humberto Martínez Lara.

 

Con unas pocas cajas el productor artemiseño Humberto Martínez Lara asumió la cosecha del tomate. Foto: Otoniel Márquez

“Se están pudriendo más de 200 quintales debido a la demora de Acopio, que no me ha entregado ni una caja desde el inicio de la cosecha el 25 de diciembre. Hoy se encuentra demasiado maduro y solo puedo enviarlo a la industria, pero entonces cuesta la mitad del que va hacia el consumo”.

El campesino, perteneciente a la CCSF Camilo Cienfuegos, clasifica entre los mayores productores de la hortaliza en el territorio, gracias, entre otras cosas, a su tradición de garantizar semilleros. “También tengo de cebolla y berenjena, y siembro cultivos varios en 13.4 hectáreas”.

Humberto trabaja la tierra hace más de 20 años. Como a muchos agricultores, las lluvias de septiembre le hicieron perder buena parte de los semilleros, y volvió a sembrar en octubre; no obstante, consiguió altos rendimientos.

Lo logró “sin fertilizantes, herbicidas ni otros productos, amparado en medios biológicos como la beauveria (aplicación foliar que funciona como insecticida biológico o biopesticida) y microrganismos eficientes”.
El principal destino de su tomate es el Mercado Agropecuario Estatal de Artemisa, donde procuran aprovechar hasta el último en la elaboración de salsa y vita nova.

Aunque en el Mercado Agropecuario Estatal aprovechan hasta el último tomate para elaborar salsas, no es suficiente. Foto: Humberto Lister

Félix Hernández Valdés, cliente habitual del establecimiento, confirma su buena factura. Además, “cuesta 40 pesos el litro, 30 menos que los pomos que venden en el refricentro”, y más barato si lo comparo con el precio de la salsa güireña, procedente de la minindustria homónima: 82 pesos el litro.

“Busco disminuir la pérdida por la merma del tomate pequeño y maduro. También introduzco valor agregado, y hago lo mismo con la guayaba, la yuca y otros alimentos que se descomponen en el área de venta”, asegura Suhan Vega Breijo, el administrador; sin embargo, aún no posee la ficha técnica que ampara su comercialización.

En el Mercado emplean una batidora industrial; luego hierven la preparación y le añaden especias para obtener salsas y vita nova (a 50 pesos).

El uso de fuerza de trabajo, equipos y mercancías propias les facilita la elaboración, aunque sea en cantidades que no satisfacen ni por asomo la demanda del condimento.

Todavía los artemiseños aspiramos a ver abarrotadas las tarimas de puré de tomate, lo único que podría bajar el importe y asegurar su presencia en la cocina durante casi todo el año. Para eso, la UEB Villa Roja debe regresar a la vida.

Un proyecto que des(espera)

Conocida como Badón en Artemisa, esta unidad integra un proyecto del grupo Agroforestal que contempla una línea completa de procesamiento. La componen dos tachos al vacío de 500 litros cada uno, despulpadora, trituradora, selladora de latas, lavadoras de frutas con agitación, estera de selección y una pequeña línea para empacar minidosis, entre otros, explica el tecnólogo Pedro López.

 

Las procesadoras de grandes volúmenes, como Badón, no pueden permanecer inactivas. Foto: Humberto Lister

Y aunque todavía no ha llegado al país este donativo financiado por el PNUD y procedente de la Unión Europea, allí se conserva una línea de producción que podría haber asumido el procesamiento del tomate en plena campaña.

Meses atrás, López previó comenzar a producir a mediados de diciembre; mas, la Empresa de Calderas desmontó la de la entidad a fin de darle mantenimiento, en pleno pico de cosecha, después de varios años sin ejecutarlo.

“La caldera tenía tupiciones y salideros, que debieron solucionarse antes del comienzo de la campaña”. No ocurrió así y el silencio reina en el lugar, al que ya acudieron —con más de 200 cajas— campesinos de la CCS Eduardo Panizo, en Guanajay; de Alquízar y agricultores próximos.

De acuerdo con el tecnólogo, la caldera pudiera quedar lista en breve. En cambio, “hay trabas burocráticas en el Banco para acceder al financiamiento de 4,2 millones de pesos asignados del Uno por ciento del Desarrollo Local. Eso limita el avance de la brigada de constructores a cargo del montaje de la nueva línea”.

Entre tantos inconvenientes, Villa Roja desaprovecha la oportunidad de ofrecer al pueblo una marca de calidad, (así sea en bolsas o a granel, por la escasez de envases). Cierto, resta por sembrar tomate, solo que el tiempo perdido no se recupera y nos deja menos conservas.

El peso de las deudas

Unos 20 millones de pesos en deudas con campesinos y proveedores gravitan sobre la Empresa Agropecuaria Artemisa, según Feliberto Pérez Gómez, su jefe de producción. “Solo a la Empresa de Mercados de La Habana le quedan por pagar 28 millones”, situación que ha comprometido hasta el pago a los trabajadores.

A causa de esa descapitalización, deben un millón 700 000 a Gelma, que no ha vendido cajas a productores agropecuarios como Humberto y otros, si bien Pérez Gómez asegura que consiguieron guacales para transportar el tomate hacia la industria. Desde luego, no solo se trata del traslado, que pudo haberse efectuado pues existía capacidad en La Güireña y en otras, sino también la siembra de hortalizas.

En la campaña de frío, hasta el 28 de febrero se plantarán en la provincia 1 530 hectáreas de tomate, 330 más que las planificadas durante el período 2020-2021, precisa Nélida Castillo Rivera, especialista de cultivos varios que atiende hortalizas en el Grupo Empresarial Agropecuario y Forestal del territorio.

Al cierre del 25 de enero se sobrecumplían las 1 459, 8 hectáreas previstas, aunque el municipio cabecera figuraba en la retaguardia, al marchar al 82 por ciento de un plan de 141,1 hectáreas. Sobresalían Alquízar, Güira de Melena y San Antonio de los Baños.

De acuerdo con Castillo Rivera, “no hay inconvenientes para completar las cerca de 100 hectáreas que faltan: casi la mitad se concentran en Artemisa, donde la lluvia, inestabilidad en la dirección e indisciplinas han ocasionado atrasos”.

Pérez Gómez ratificó el compromiso de “recuperar lo antes posible la siembra de tomate. Ya recibimos combustible y estamos preparando tierras”. Además, el directivo afirmó que ha de resolverse en breve la liberación del monto aprobado para Villa Roja, a la que únicamente la siembra sostenida de frutas y hortalizas le dará razón de ser.

Nada justifica a estas alturas lo que dejamos en el camino, las decisiones tardías -tales como la escasa contratación de fuerza de trabajo adicional para el pico de cosecha-, y la excesiva demora en un litigio que parece ser eterno: la deuda de la empresa habanera.

Ojalá llegue a su fin de una buena vez esta película de horror, sobre todo cuando absolutamente nadie puede darse el lujo de desaprovechar lo que brindan nuestros campos.  (Tomado de El Artemiseño)

 

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