Anglada: El Rey azul de la selva

Anglada: El Rey azul de la selva

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Quizás no exista pelotero en Cuba con más historias y vivencias para una película que Rey Vicente Anglada. Así me comentó en una ocasión el cineasta Fernando Pérez, y mientras más uno conoce al otrora segunda base de los equipos Metropolitanos, Industriales, Habana y de las selecciones nacionales, saltan a la vista dramas tan duros como una sanción penal o alegrías tan grandes como los tres títulos con el equipo más polémico de nuestro béisbol.

Rey Vicente Anglada. Foto: Irene Pérez
Rey Vicente Anglada. Foto: Irene Pérez

De hablar fresco y sin cortapisas, Anglada suelta ráfagas de verdades y de comportamientos en cada palabra. En ellas reveló su ídolo deportivo, se emocionó cuando habló del trabajo con los niños y contó algunos secretos que lo han convertido para muchos en el Rey azul de la selva.

La afición capitalina lo tiene como referencia desde que era jugador, cuando muchos iban al estadio para verlo, aunque reconoce que no hacía fildeos para el público. De Anglada hablan bien hasta los jugadores más complicados que dirigió cuando se puso las cuatro letras. Esto es un testimonio en primera persona, cual regalo de confesiones pasadas, actuales y futuras.

Los niños pierden y lloran

Una de las mejores cosas en mi vida ha sido el trabajo con los niños. Debo aclarar que no dirigía el equipo del Cerro, era coach, el director era Mallorquín. Pero una vez más se portaron mal conmigo. Ganamos el campeonato provincial y siempre en esas categorías va a la serie nacional el director y el coach del equipo, pero le dijeron a Mallorquin que yo no podía ir. Eso fue polémico y no fui.

Me dijeron que trabajara con los Juveniles y estuve un tiempo hasta que me cansé. Sin embargo, puedo asegurarte que ojalá los grandes jugaran como los niños. Ellos pierden y lloran, los grandes pierden y a veces se ríen. Y eso es vergüenza.

Me fui a trabajar a una firma hasta que un día me llamaron para que dirigiera Industriales. Lo pensé muchísimo porque no tenía experiencia de dirección. Mi esposa no estaba de acuerdo y mi hijo tampoco. Les dije que quería hacerlo, porque quería demostrarle a la gente que no había hecho nada, a pesar de la sanción y que me retiraron rápido de la pelota.

Me quedo con el segundo título de los tres de Industriales

La experiencia del primer año con Industriales me permitió saber que tenía un grupo de estrellas, pero no era un equipo. Todo el mundo halaba para su lado. No había sentido de pertenencia. No pensé dirigir ese segundo año, incluso iban a poner a otro, pero Esteban Lazo era el primer secretario del Partido en la provincia y me pidió que siguiera. Le dije voy a hacerlo, pero con condiciones. No quiero a fulano, a mengano y yo se los diré a ellos. Nos dimos cuenta también que habían jóvenes muy talentosos.

Los tres títulos tienen su historia. En el primero Javier Méndez fue clave con un rendimiento extraordinario. Pero me quedo con el segundo, porque perdimos a Kendry y a Cañizares en el juego 30, Javier se había retirado y prácticamente nadie nos daba como campeones. Pero los muchachos asumieron y se comportaron con una responsabilidad grandísima.

Rey Vicente Anglada. Foto: Archivo

Ese año perdimos seis veces contra Sancti Spíritus en la clasificatoria, y en los play off dije en el mitin: ni ellos son tan buenos ni nosotros tan malos para que nos metan 10 juegos. Ahora nos toca ganar. Lo hicimos y después fuimos campeones.

Para ganar desde tener un buen equipo y tener algo de suerte. Me quedo con el segundo título porque era cuando menos equipo teníamos, aunque el primero fue algo grandísimo porque Industriales hacía mucho tiempo que no ganaba.

Mentores y una magia especial: comunicación

He sido una persona afortunada porque tuve excelentes directores. Y cuando me dieron la oportunidad de dirigir traté de llevar todo lo bueno que había visto en ellos. Debuté con Chávez y le agradezco muchísimo porque era jugador de la reserva y me dio la posibilidad de jugar y terminé de regular. Pero Roberto Ledo fue para mí una referencia. Conocía mucho de béisbol, de los pies a la cabeza.

Lo que mejor resultado me ha dado es tener buena comunicación con los jugadores. Las estadísticas las puede llevar otro y te auxilias, pero la cosa personal es fundamental. Exigirles disciplina, que te vean como un jugador más y vengan de frente  ante cualquier problema.

Soy muy querido por mis amigos, sin embargo, mal mirado por los rivales. Y sí, es verdad, yo les decía a los peloteros que en el juego no hay saludos ni nada porque somos contrarios. Luego si tú quieres nos tomamos una botella, pero dentro del terreno no. Eso fue lo que me enseñaron. Hoy se piensa diferente, el béisbol se ha vuelto más familiar y es difícil entender ciertas cosas.

El aporte del beisbol profesional como director

En Panamá estuve como 6 años. No es como la liga cubana, hay menos calidad, pero se juega muy intenso. Hay diferencias por ejemplo en el tema de refuerzo. Aquí hay quienes no se entregan cuando va para un equipo, allá todos se entregan porque es su dinero el que está en juego. Es un béisbol más exigente y si no haces las cosas bien te largas o dejas de ganar.

El beisbol cubano sí es más apasionado, pero nosotros debemos ir moderando eso porque hemos caído muchas veces en el regionalismo. Hay jugadores profesionales que quizás se entregan más que los que no lo sean.

Dentro de las segundas bases,  Isasi era mi ídolo

Vivía a dos cuadras del Latino y siempre que se acababan los juegos me sentaba a conversar con muchos jugadores, y entre ellos estaba Félix Isasi. Me llamaba la atención la manera que jugaba, como hacía las cosas. Lo de la bola escondida fue solo él. Traté de hacerlo una vez con Miguel Cuevas y me salió mal. Me le acerqué para meterle out y me dijo: “oye muchacho, bota la pelota esa para allá que estoy muy viejo para que tú vengas con ese jueguito”.

Nunca traté de hacer fildeos para el público. Lo que salía, salía. Debuté con una combinación en el campo corto con Cepero, y luego jugué con Puente, con Jova y hasta Verde debutó jugando conmigo. Con todos me llevé muy bien.

Pasé mucho trabajo

Fui un pelotero de mucho trabajo. Cuando debuté con Industriales apenas batee para 221, pero hice solo dos errores en 200 y pico de lances. Venia de los juveniles donde había bateado muy bien, pero ese cambio te lo sientes. Chávez me dio mucha confianza y me dijo que lo único que necesitaba era que jugara bien a la defensa.

Al siguiente año me di a la tarea de perfeccionar mi bateo porque decía que para llegar al equipo Cuba tenía que ser bateador. Al año siguiente batee 353 y desde entonces me dediqué a eso, a usar más mi velocidad, a tocar más bola , algo que no quieren hacer los muchachos ahora, aunque  le expliques que con el toque tu juegas para tu equipo y para tu average, porque si te embasas es hit y sino es sacrificio.

También es verdad que los periodistas han influido negativamente en eso, repitiendo, a veces mecánicamente, que el toque está en desuso cuando no se puede ser absoluto, y menos en béisbol.

Dirigir, jugar o ¿comentarista de televisión?

Dirigir pelota en Cuba es mucho más difícil que jugarla. Incluso ahora hay otra manera de pensar, de ver la vida. Talento tenemos y vamos a seguirlo teniendo. Y la prueba es que mira hasta dónde llegan nuestros peloteros en el béisbol profesional de Grandes Ligas o de Japón.

Me gusta lo del comentario en televisión. No voy a hacer crítica, sino análisis y aprendo todos los días a cómo comunicar mejor.

Lima 2019, momento duro

Yo pensaba que me iba a morir y no volvería a ver eso que nos hicieron en Lima. Sin embargo, dos meses después, industriales se lo hizo a Pinar del Río. En un tie break hacer ocho carreras y que te hagan nueve.  Esos Juegos Panamericanos fueron un momento duro y muy difícil, porque uno sabía que representábamos a millones de cubanos.

Por eso al terminar les dije a las autoridades que buscaran otro director. A nadie le gusta perder, pero caímos de una manera denigrante. Soy un tipo que tengo vergüenza, ese día que perdimos ni almorcé, ni merendé ni nada. No quería ni cobrar el estipendio porque tenía pena con mi gente, con mi pueblo.

El mánager cuatro años para el equipo Cuba

Considero que no debe dirigir en la Serie Nacional porque le crea serios problemas. Si hay dos o tres peloteros que no entran luego a la selección nacional le buscan un problema interno. Nosotros ganamos tres campeonatos y nunca me dieron el equipo Cuba. Ganar un campeonato no te debe dar ese derecho.

¿En crisis el béisbol cubano o la Serie Nacional?

El béisbol cubano no está muerto, ahí está el protagonismo en un circuito como la MLB y eso que no se firman jugadores legalmente.

Me gustan los 90 juegos en la Serie Nacional porque mientras más tu juegues mejor vas a ser. También estoy de acuerdo con una Selectiva o Liga Cubana, que la matamos nosotros mismos y había respaldo de público. Hay hacer una Serie para concentrar calidad.

El traspaso de jugadores a las provincias

Si tú eres de aquí y no quieres jugar conmigo, lo dejo que se vaya. Hay algunos jugadores que te dicen que quieren irse a otras provincias porque aquí no pueden jugar y yo tengo una anécdota sobre ese tema.

Cuando por vez primera llegué a una preselección del equipo Cuba era de la categoría sub 23. Nos íbamos para Panamá y se cae el viaje. Me dejan en la preselección del equipo grande y Juan Ealo, que era un fuera de serie como entrenador, me dice: “oye Rey, si yo fuera tú me dedicaba a jugar el campo corto, porque en segunda base está Urquiola e Isasi”. Y le respondí: “Y estoy yo también. Vine aquí a batirme”.

La educación del fanático

Los aficionados tienen que educarse. La escuela enseña, pero en tu casa te educan. A veces los aficionados ofenden, agreden, y los que hemos viajado por el mundo sabemos que eso no sucede en otros lugares. La gente no tiene derecho a agredir ni física ni verbalmente. Una de las cosas por las que no quise dirigir más fue por eso. Porque cuando perdíamos mi hija no podía ir a la escuela porque le decían cosas. Y eso no está correcto.

Nueva relación con la emigración deportiva

Cubanos somos todos los que nacimos aquí. Me alegra mucho que un cubano tenga resultados en Grandes Ligas. Eso me enorgullece. Ellos están haciendo su carrera allí, pero dónde se formaron, quiénes los hicieron. Hasta los medios de comunicación tienen que hablar más sobre ellos. Y me gusta que cada vez que tienen un buen desenvolvimiento toman nuestra bandera y se arropan con ella. Y claro que me duele no poderlos ver en un Clásico Mundial.

¿Volver a un terreno algún día?

Ya no voy a dirigir más béisbol en Cuba. (Y fue la única vez que se le aguaron los ojos).

Acerca del autor

Máster en Ciencias de la Comunicación. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el 2019. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.

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4 comentarios en Anglada: El Rey azul de la selva

  1. Un reconocimiento al periodico TRABAJADORES y a su autor por tan merecido reportaje al destacado atleta de nuestro deporte nacional.
    Merecido por todo lo que es RVAF como persona sentimental,amigo,ejemplo familiar y deportista de corazon.
    Estoy seguro que agadecera este trabajo peroodistico.
    Cuando se hable de pelota en Cuba no puede faltar este nombre.
    Gracias REY por tu ejemplo en nuestra pelota revolucionaria

  2. A Rey Vicente Anglada, quien el próximo 5 de enero llega a otro aniversario de vida por lo que me adelanto en Felicitarlo, se le debe explotar más en cuanto a sus conocimientos, amor y hombre de Beisbol que es, es cierto que siente verguenza y muestra es su decisión de no dirigir más en Cuba, pero puede aportar como entrenador y preparador tanto en la capital como en cualquier preselección que se arme, le gusta y sabe del Beisbol, hago una anedocta breve de él, en una ocasión le pregunte personalmente de que creia de la combinación de German-Padilla estando trabajando él como electricista en un a microbrigada en calle Lazada del Norte en la barriada del Casino Deportivo en su Cerro Natal y me contesto que él no veía la Pelota, a lo que le replíque con respeto, que entonces no era Rey Vicente Anglada, el No.36, al que tantos habaneros y cubanos en general lo iban a ver al Latino y se sonrío y expreso más menos que los admiraba y que le hubiese gustado jugar con ellos, lo que expresa su amor y entrega por nuestro deporte nacional, que necesita tanto de Hombres como Anglada hoy, mañana y siempre.

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