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Al barrio en situación de vulnerabilidad, ponerle la mirada que más le favorezca

Por: Alina Perera Robbio

A veces, en un barrio, son tantos los problemas acumulados que se vuelve difícil distinguir las soluciones viables de las que no lo son; se complejiza deslindar las respuestas que en mucho dependen de lo subjetivo, de aquellas que deben esperar por recursos materiales. A veces, la voluntad expresada incluso en pequeños detalles puede obrar la magia de la transformación.

 

Foto: Estudios Revolución

 

En ese tono reflexivo transcurrió la visita que este sábado, temprano en la mañana, realizó el miembro del Buró Político y Primer Ministro de la República de Cuba, Manuel Marrero Cruz, a la comunidad San Jacinto del Consejo Popular Quiebra Hacha, perteneciente al municipio de Mariel en la provincia de Artemisa.

San Jacinto es un escenario que tiene por delante —según explicaron las autoridades locales al Jefe de Gobierno— mucho trabajo para superar sus actuales problemas. Un paso importante, sin embargo, ya se ha dado; y es que existe un diagnóstico sobre las realidades que deben ser transformadas.

Desde la escuela rural «Menelao Mora Morales», después de escuchar la explicación que sobre la comunidad ofreció Julio García Luque, Intendente de Mariel, el Primer Ministro expresó que se trata de «un barrio que tiene varias complicaciones»: entre otras, la del estado del fondo habitacional, la del abastecimiento de agua, o la de los viales.

Destacó entonces la fortaleza que hay en que muy cerca de la comunidad exista —en clara alusión a la Zona Especial de Desarrollo Mariel— la inversión más importante del país, «única de su tipo y de la cual nos sentimos orgullosos». Marrero Cruz lo dijo porque en su entender los primeros que deberían sentir el orgullo y el beneficio que irradie esa Zona son los habitantes más próximos.

Además de su referencia a la contradicción que puede emanar de que un grupo de pobladores estén tan cerca de una zona en desarrollo y no sientan que prosperan, no vean «la luz al final del túnel», el Primer Ministro comentó a las autoridades del municipio y de la provincia: «La vida nos ha demostrado que sí se pueden hacer muchas más cosas; con disposición, con entrega, buscando iniciativas, pero también hay que establecer algunas prioridades.

«A mí me parece —reflexionó— que un barrio como este lleva otra mirada». Y seguidamente acotó que habrá carencias que por el momento no podrán ser superadas de golpe, pero sí hay problemas más puntuales que podrían resolverse en breve, como el alumbrado de la parada de ómnibus de la comunidad, algo que no entraña tantos recursos y que indudablemente tendría un impacto en la vida de las personas.

De establecer prioridades habló Marrero Cruz, sobre todo si se trata de un problema como el que presenta el barrio de San Jacinto en cuanto a la vivienda, donde 190 de las 269 existentes necesitan ser transformadas. Es muy importante, razonó el Jefe de Gobierno, que el trabajo político pase por la praxis, y que los escasos recursos de los cuales se disponga sean destinados a los asuntos que conforman las necesidades más apremiantes de la población, la cual sentirá confianza en tanto aprecie un trabajo en dirección de lograr resultados.

«Se nos mezclan los grandes problemas objetivos con otros más pequeños», comentó el Primer Ministro, quien trajo a colación la necesaria cultura del detalle, la importancia, por ejemplo, de dar mantenimiento a un espacio social aunque por el momento no pueda acometerse la gran inversión.

La gente merece tener claridad de lo que estamos haciendo, de hacia dónde vamos; el tema del empleo y los desvinculados del trabajo hay que analizarlo de manera especial; sí tiene que haber un movimiento de mejoras, aunque de golpe no lleguen las soluciones a todos los desafíos acumulados. De todas esas ideas habló Manuel Marrero Cruz con las autoridades locales, a quienes hizo énfasis en cómo el cambio puede comenzar con acciones que van más allá de levantar una pared.

Luego de una primera reflexión el Jefe de Gobierno recorrió y observó al detalle los espacios de la escuela primaria «Menelao Mora Morales», del consultorio médico, de la futura bodega con la cual podrá contar el barrio de San Jacinto. Y antes de partir a otras tareas conversó con un grupo de pobladores, a quienes escuchó inquietudes y transmitió reflexiones sobre el trabajo que se emprende en las comunidades.

Marrero Cruz compartió con los periodistas algunas ideas; entre ellas, la relativa al valor de acciones destinadas a las comunidades, como las de chapear esquinas, limpiar una zanja, descubrir una acera que fue tapada por la tierra, o levantar una cerca caída: «Es decir, que sin recursos se pueden hacer muchas cosas y a veces vemos que están presentes esos problemas, pero son tantos los acumulados, que ya aquellos en los cuales podemos accionar tampoco los vemos».

Hay que sumar a la población en la solución de sus propios problemas; no esperar desde la base a que todas las soluciones caigan desde «arriba»; hay que estremecer a los grupos territoriales, a esos grupos comunitarios que juegan un papel clave; «y los municipios tienen que dar más, los municipios tienen que organizarse mejor, tienen que revisar mejor las prioridades en la solución de los problemas». Sobre tales conceptos habló también Manuel Marrero Cruz.

«No podemos detenernos, y esto llegó para quedarse», declaró en lo referente al trabajo en los barrios. «Tenemos —enfatizó— un gran compromiso con el pueblo», el mismo pueblo, hizo hincapié el Primer Ministro, en el cual las autoridades deben acrecentar la confianza en que quienes dirigen están preocupados y ocupados por los problemas de la población.

(Tomado de pcc.cu)

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