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Cuando la hazaña se hace cotidiana

La licenciada en Enfermería Yanelis Román Suá­rez tiene un carácter alegre. No obstante, cuando hay que poner los puntos sobre las íes no duda un segundo en hacerlo.

La licenciada Yanelis recibió recientemente la Medalla Hazaña Laboral en reconocimiento a los resultados sobresalientes de su desempeño integral y la destacada actitud que manifiesta en cada jornada laboral. Foto: Ramón Barreras Ferrán

Quizás haya influido en esa actitud los 15 años que estuvo como dirigente en diversas es­tructuras del Sindicato Nacio­nal de Trabajadores de la Salud (SNTS), y que ocupó la responsa­bilidad de secretaria general del buró de esta provincia, hasta que se reintegró, una vez completado el período correspondiente, a lo que más le gusta: ejercer su pro­fesión, de la cual nunca se desvin­culó, pues se mantuvo impartien­do docencia en la Universidad de Ciencias Médicas Raúl Dorticós Torrado, así como actualizada a través de diplomados y cursos.

Desde hacía años acariciaba un sueño: cumplir misión interna­cionalista al igual que muchos de sus compañeros. Un día le infor­maron que había sido seleccionada y partió llena de entusiasmo y mo­tivación hacia la Unidad Central de Colaboración Médica, ubicada en La Habana, donde comenzó un período de preparación para po­der ejecutar con la mayor eficacia la tarea que le fuera asignada.

Le comunicaron que viajarían a una nación europea, la cual re­quería de personal de enferme­ría con una alta especialización. “Pero se presentó la COVID-19 y la pandemia afectó rápidamente a muchos países del mundo. Debido a ello y sobre la base del espíritu solidario y de hermandad que une a ambos pueblos y países, nos co­rrespondió ir a México, como par­te de una brigada del Contingente Henry Reeve. Llegamos allá en abril del 2020”, recordó Yanelis.

“Junto a otros compañeros fui ubicada inicialmente en el hos­pital Belisario Domínguez, en el Distrito Federal (DF). Llegamos en plena pandemia. Trabaja­mos muy fuerte. Las condiciones eran complejas porque había mu­chos enfermos y el personal para atenderlos resultaba insuficiente, fundamentalmente en las áreas de emergencia y cuidados intensi­vos. También estuve en otro cen­tro asistencial del DF nombrado Enrique Cabrera, y en Veracruz, en los que el trabajo fue igual­mente complejo.

“De esa enfermedad no se co­nocía mucho y México fue uno de los países más afectados desde el mismo comienzo de la pandemia. Fue una labor difícil, pero bonita a la vez, que nos aportó experien­cia y habilidades. Hicimos nuestro mayor esfuerzo.

“No pocos colaboradores nos contagiamos. Yo me enfermé, pero pude recuperarme y regre­sar a Cuba con buen estado gene­ral de salud”, precisó la licencia­da Yanelis.

“En esa nación dejamos una buena impresión por la labor rea­lizada y la abnegación mantenida todo el tiempo. Tuvimos el reco­nocimiento de los pacientes y tam­bién de las autoridades de salud pública”, apuntó.

Al retornar a la patria no pudo siquiera llegar a esta ciudad y salu­dar a sus familiares más cercanos. El deber la precisó a responder de manera afirmativa al llamado de ir directamente hacia la provin­cia de Guantánamo, a laborar en la unidad de cuidados intensivos del hospital general y universita­rio Agostinho Neto, pues la situa­ción epidemiológica en el territo­rio más oriental de Cuba estaba en ese momento muy complicada y el número de casos positivos aumen­taba notablemente cada día.

“Allí trabajamos con igual es­píritu de entrega y pasión para salvar las vidas de los enfermos. Fue otra misión que asumimos con total responsabilidad y consagra­ción, pues se trataba de atender a nuestros coterráneos, quienes también nos necesitaban”, explicó.

Después de dos meses en Guantánamo pudo regresar a su hogar, saludar a sus allegados y, sobre todo, compartir con sus hi­jos, a quienes extrañó muchísimo.

En estos momentos Yanelis la­bora en la unidad de cuidados in­tensivos del Centro Especializado Ambulatorio (CEA) Héroes de Pla­ya Girón, institución adscripta al hospital provincial y universitario Doctor Gustavo Aldereguía Lima. Son atendidos allí enfermos con la COVID-19 en estado grave y crítico.

“Los cuidados a los pacientes resultan riesgosos. Es una labor muy exigente, pero demostramos en cada jornada que estamos muy bien preparados profesionalmen­te y que tenemos la voluntad de contribuir, con nuestro trabajo, al enfrentamiento eficaz de la pan­demia”, concluyó.

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