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Con Filo: Reiniciar bien para terminar mejor

El reinicio de las clases de modo presencial para los grados terminales de varios tipos de enseñanza fue casi con seguridad la noticia más relevante de esta última jornada.

Mucho hubo que andar para llegar a este momento, en que adolescentes y jóvenes comienzan su regreso a las aulas de forma gradual, en particular alumnos del duodécimo grado, el tercer y cuarto año de la formación pedagógica, y los del tercer curso de la enseñanza técnica-profesional.

Recordemos la preocupación de las familias y el profesorado cada vez que el comienzo del curso escolar era tema de algún análisis o información pública.

La garantía de la vacunación masiva para menores de edad fue el elemento decisivo que permitió llegar a esta nueva arrancada, con toda la flexibilidad y adecuación que requiere cada provincia o territorio.

Pero ya sabemos que la inmunización no sustituye en ningún caso la precaución ni las medidas preventivas frente a la amenaza de la COVID-19, todavía latente por la presencia de trasmisión autóctona en el país.

Por consiguiente, es responsabilidad de estudiantes, docentes y familiares observar con disciplina y rigor todas las normas higiénicas sanitarias que la circunstancia nos impone.

Los medios destacaban ayer que de acuerdo con los datos dados a conocer por el Ministerio de Educación,  ahora solo vuelven a las aulas poco más de 84 mil estudiantes, lo cual no llega al cinco por ciento de la matrícula total de la educación general en el país.

Todavía no constituye el mar de uniformes que acostumbramos a ver por nuestras calles, pero con esa progresividad en la incorporación las autoridades educativas buscan que se pueda mantener el distanciamiento, con la utilización de todos los locales que sean necesarios.

Pero poco o nada puede significar estos cuidados extremos si no los acompaña la madurez y conciencia del estudiantado, el ejemplo de sus profesores, así como la exigencia y el control desde el hogar, un aspecto que, para hablar con total honestidad, no siempre resultó muy encomiable en todos los hogares a lo largo de esta ya larga pandemia.

Hay que comprender, además, que lo que suceda con estos niveles superiores servirá de pauta para los siguientes pasos con el resto de los grados, así como con la enseñanza primaria y secundaria, cuyo retorno a las escuelas se prevé para noviembre próximo.

La consolidación de los conocimientos del irregular curso anterior, la sistematización de los contenidos que se recibieron a distancia mediante las teleclases, y ese paso clave que constituyen las evaluaciones, son algunas de las expectativas que tienen tanto los estudiantes como sus padres, cuya vista está puesta, con toda razón, en la calidad de la base que se requiere para una futura formación profesional de sus hijas e hijos.

Darle seguimiento al curso, con toda la seguridad posible, y sin que la tranquilidad de las vacunas se convierta en excesiva confianza, será entonces el propósito esencial de la educación cubana en lo que resta de año, en una coyuntura todavía complicada donde es preciso reiniciar bien, para terminar mejor.

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