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Las teleclases tampoco pasan de grado

Agradecidas por unos, injuriadas por otros y obviadas por algunos, regresaron las teleclases este septiembre como única alternativa para reiniciar el curso escolar 2020-2021 en el momento de mayor incidencia de la COVID-19 en Cuba. Tras seis meses de receso de las actividades docentes presenciales, son la opción viable para mantener a niños y adolescentes cercanos al aprendizaje.

 

 

 

La nueva parrilla televisiva prevé consolidar contenidos recibidos en los escasos días en que abrieron las aulas este período lectivo y las lecciones trasmitidas entre marzo y junio a través de la pantalla. A la par de los estudiantes, las teleclases tampoco pasaron de grado y tienen el cometido de ejercitar materias impartidas, despejar dudas, o despabilar a quienes antes le fueron ajenas.

También les resta vencer importantes asignaturas: público agobiado por el confinamiento y varios contagiados con el SARS CoV-2, televidentes desinteresados o con dispar posibilidad en el acceso a la tecnología, maestros distantes del alumno… y a esta nueva etapa con el agregado de superar el contratiempo de no pocos apagones.

Al menos en la provincia cubana de Sancti Spíritus, solo cambiarlas de canal sumaría puntos a favor de la alternativa docente. Las teleclases, en su mayoría, se transmiten por el Educativo y esa señal transitó a la transmisión digital desde el 2019 en la central provincia. Sintonizar el canal en el territorio espirituano depende de una caja decodificadora, ausente en muchos hogares cubanos y también de la red del comercio estatal.

Ese simple cambio aliviaría tensiones en casa, porque donde no existe una cajita, puede ser difícil o imposible acceder a otras opciones tecnológicas diseñadas para ver las teleclases (app móvil MiClaseTV, a través de sitio www.cubaeduca.cu).

Pero el mayor reto de las clases televisivas está en atraer a los escolares, motivarlos a estudiar. Responsabilidad de los maestros y profesores a quienes le corresponde preocuparse y ocuparse. De igual manera, demanda mucho de la cooperación de las familias ─una ardua labor para quienes tienen cargas multiplicadas en tiempos austeros y de complejidad epidemiológica, o carecen de dominio de los contenidos impartidos─.

La campaña de vacunación pediátrica acerca la posibilidad de retornar a las aulas. Pero por el momento, las teleclases constituyen la alternativa viable para que los alumnos ─al menos la mayoría─ desempolven los libros, estén cercanos al aprendizaje y al regresar a las escuelas… pasen de grado.

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