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Día del Trabajador Gráfico, 2 de agosto: Obra de amor y entrega

Quien haya visitado el interior del amplísimo edifi­cio de la UEB Gráfica Holguín General José Miró Argenter sabe que en sus talleres vibra el tra­bajo comprometido y consciente. Allí las manos no descansan y dan vida al papel que convierten en soporte inagotable de instruc­ción y cultura para la población cubana.

 

 

Esa certeza se afianza mu­cho más al entrar en el taller de encuadernación mecánica y con­versar con Tania Pérez Mulet, entre las mejores obreras de la institución durante los últimos tres años y en cuya historia la­boral es posible advertir las va­liosas fibras que conforman al trabajador gráfico.

Era apenas una veinteañera cuando llegó al poligráfico hol­guinero e inició su trayectoria, primero, auxiliar de limpieza, pero sus ánimos de superación la unieron rápidamente a los procesos productivos del centro hasta que se formó como ope­raria de la línea de encolado de libros, y hoy, casi 30 años des­pués, conoce los secretos de la máquina encuadernadora Baby Pony y liderea a seis compañe­ras y compañeros.

Con su abnegación y humildad Tania Pérez Mulet encarna las mejores virtudes del trabajador gráfico cubano. Foto: Lianne Fonseca Diéguez

“Para mí la encuadernación es como un arte. Porque una coge el libro que solo está compagina­do y al pasarlo por este proceso sale terminado, apenas le falta el corte. Es hermoso y tratamos de hacerlo con el máximo de cali­dad, a pesar de que esta tecnolo­gía es ya obsoleta.

“Siento un gran orgullo por ser gráfica, entre otras muchas cosas porque hacemos libros para la educación. Todo lo ha­cemos con amor. Hemos librado muchas batallas y trabajado día y noche cuando ha sido necesa­rio. Aquí no hay nadie rezagado, todo el mundo trabaja y partici­pa igual”.

Tania resalta que ello es también producto de la excelente guía que han tenido. “Los jefes han sabido dirigir y nos hemos capacitado en las máquinas. Hay unión y sobre todo apoyamos a los más jóvenes, al relevo”.

Definitivamente el orgullo de esta mujer y de sus compañeros no puede ser menos. Pertenecen a un colectivo de 220 personas que en medio de condiciones adver­sas, como el bloqueo estadouni­dense contra Cuba, la pandemia de la COVID-19 y la obsolescen­cia tecnológica lograron al cierre del 2020 ventas superiores a los 13 millones de pesos, que más que un 129 % de cumplimiento se traduce en más de 5 millones 743 mil libretas para el curso es­colar y otros productos gráficos de impacto social.

De acuerdo con datos ofreci­dos por Bexy Ochoa Rivas, jefa de Producción y Ventas del De­partamento Comercial, a la lista de logros en un período tan com­plejo hay que sumar el trabajo con planchas de vinalitis para la confección de mascarillas desti­nadas al personal de la salud y la elaboración de certificados mé­dicos.

La directiva señala que ac­tualmente están enfrascados en la realización de historias clínicas para la lucha contra la COVID-19. También al cierre del primer semestre de este año, de un plan de 400 mil libretas alcanzamos hacer 604 mil 100, para un 151 por ciento.

Asimismo resalta que se han confeccionado 127 títulos de li­bros y se trabaja con varias edi­toriales del país, a la vez que se actúa con minuciosidad para aprovechar recortes y elaborar cuquitas, libros para colorear y juegos didácticos, labor que ade­más de diversificar productos habla de la eficiencia de un co­lectivo que en 14 ocasiones se ha hecho acreedor de la condición de Vanguardia Nacional.

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