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RETRATOS: Perseverancia

Las teleclases que se imparten por estos tiempos, no solo son útiles para el nieto que cursa octavo grado. María Josefina del Carmen Leonard persigue, sobre todo, las de solfeo, pintura e inglés. Sentada frente a su piano, que también se torna su amigo, reconoce que fue aprendiendo poco a poco. Su padre, José Leonard, recibió clases de ese instrumento musical durante algún tiempo, y tenía muchas habilidades, pero la madre no tuvo dinero para que continuara los estudios y finalmente terminó laborando en una imprenta.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

 

Cuando Fina, como todos le dicen, dijo en su casa que quería ser pianista, él no se alegró y expresó su negativa. “Me dijo que su hija no iba a estudiar música, porque tendría que soltarme, andar por ahí sola, y eso no lo quería como futuro para mí”.

Tampoco alentaron su interés por la pintura. “Quise entrar en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, pero alegaron que allí iban personas muy liberales y los modelos posaban desnudos”, recordó y añadió que a la hora de escoger carrera tuvo que decidir por la más cercana a este arte. “Ese fue el precio de ser mujer y además única hija. Estudié Arquitectura porque tenía que ver con el dibujo”.

“No era lo que quería, pero concluí los estudios y lo ejercí hasta mi jubilación. Trabajé en Planificación Física y en Construcciones Militares”, afirmó.

 

Foto: Agustín Borrego Torres

 

Sin embargo, por otras vías, Fina se encauzó por lo que desde niña fue su ilusión. “Con el profesor Pedro del Valle, ya fallecido, recibí clases. Estuve en el taller que él realizaba en el Parque Lenin, en la galería de arte Amelia Peláez, y posteriormente en la Quinta de los Molinos. Él me decía que tenía facilidades para el retrato.

La perseverancia ha sido una cualidad que la ha marcado. Para ella, en la vida todo es posible. Ha enfrentado con valor problemas de salud y hoy agradece a los médicos que le realizaron la operaron de cáncer en el Hospital Docente Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, así como a los que le devolvieron la vista en el instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer.

El aislamiento al cual se ha visto sometida durante la Covid-19, trata de aprovecharlo de la mejor manera. “Ahora estoy empecinada en hacer caricaturas y también mejorar mi solfeo. He aprendido algo a lo largo de mi vida, pero creo que puedo mejorar lo que sé. Aún tengo tiempo y esta oportunidad que dan las teleclases no la puedo perder”.

 

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