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Con Filo: Escuchar hasta con los ojos

No son tiempos fáciles para casi nada, tampoco para la comunicación interpersonal. Solo pongámonos a pensar en cuántas nuevas barreras surgen para el entendimiento, en esta coyuntura de enfrentamiento a la pandemia de la Covid-19.

Ya de por sí las medidas de protección que necesariamente debemos adoptar ante la amenaza del nuevo coronavirus, incluyendo la más elemental de usar la mascarilla o nasobuco, nos privan de hablar a cara descubierta, que nos oigan bien o hacerlo nosotros cuando otra persona nos habla, y hasta de apreciar una parte importante de la expresión facial de cualquier interlocutor.

Si le agregamos a eso la necesidad de vernos menos, trabajar a distancia e intercambiar muchas veces mediante las tecnologías de la comunicación, tenemos un panorama donde es preciso poner gran cuidado en los intercambios personales, para tratar de entendernos de la mejor manera posible.

Discusiones acaloradas en los ómnibus o las colas, malos entendidos entre colegas, desencuentros entre familiares y vecinos, son muchos los ejemplos concretos de dificultades que a diario vemos o hasta protagonizamos, en medio de tan complejas condiciones.

Por ello es esencial comprender que las agresiones verbales, las malas formas, las desconfianzas, que en toda circunstancia son lamentables, en el contexto actual pueden llegar a generar problemas todavía más graves, e irremediables, al relacionarnos con los demás.

Y es cierto que no faltan además otros motivos para sentir estrés, como son las dificultades económicas, el propio aislamiento físico, y la tensión de la difícil situación epidemiológica.

Pero con más razón, ante tales obstáculos, la fórmula mágica tiene que ser la escucha atenta y gentil, de las razones y los argumentos ajenos.

Y sobre todo, lo más importante es la naturaleza de nuestras acciones. También ahora los hechos valen más que mil palabras. Quienes por razones de su trabajo u otros motivos familiares tienen que salir a la calle, compartir en espacios públicos, brindar servicio, debemos tener muy en cuenta estas nuevas limitaciones que pueden entorpecer que nos comuniquemos bien.

Las miradas también cobran particular relevancia para esa comprensión mutua, es cierto. Con los ojos es posible hablar, y de cierto modo, incluso hasta escuchar.

La actitud que mostremos ante otras personas, de solidaridad, comprensión, apoyo, puede convencer mejor y hasta superar el mayor de los obstáculos que hoy pueda surgir para ese entendimiento.

Hagamos siempre ese saludable ejercicio de tratar de ponernos en el lugar de la otra persona, más cuando existen tantas dificultades cotidianas como las que atravesamos.

No son tiempos fáciles para casi nada, es cierto, Pero en nuestras manos está no empeorarlos con una incomprensión, un altercado, una embestida personal. Escuchar y no agredir, convencer con nuestra actitud. Esa puede ser la solución.

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