Icono del sitio Trabajadores

Pa’ que la cuenta dé

La espiral de los precios gana cada vez mayor altura y muy difícilmente pueda detenerse su crecimiento si las medidas puestas en marcha, y las que segura­mente se pondrán, no sur­ten el efecto que muchos esperan y que otros —abu­sadores y especuladores— prevén subvertir a toda costa.

 

 

Para el común de los cubanos los precios consti­tuyen hoy uno de los medi­dores fundamentales entre todos los componentes de la muy amplia Tarea Or­denamiento. Es, al menos, lo que más duele. Y no ca­recen de razón quienes así piensan, pues en ellos —los precios— se resume la idea de si el salario que ahora reciben “da para vivir”, o sea, si con lo que perciben estarán “un poquito me­jor”.

Aunque sí habrá una subida de precios, se nos ha dicho que no se permi­tirán precios abusivos ni especulativos. ¡Magnífi­co! Yo espero que así sea en un futuro más o menos lejano; pero ante lo que ac­tualmente sucede, y ya veo el abuso y la especulación, mi optimismo se entristece. Ha existido una inusitada progresión de precios, un aumento que a muchos —me incluyo— ya nos enfer­mó los nervios.

Aplaudo, ¿quién no?, la decisión de limitar la subi­da de precios en unidades estatales hasta el comienzo de este primer mes del año. Pero es muy difícil digerir lo que tantos vendedores hacen con los precios, ya sea en agromercados, ven­tas ambulantes, en las ya clásicas mesitas de los me­rolicos, y en otros lugares.

Ya lograron su aumen­to, y desde ahora el precio base, a partir del cual au­mentarán, es precisamente, el impuesto en las últimas semanas. ¿Hasta dónde será? Entonces me pregun­to, una vez más, cómo un país —Cuba— no puede desterrar esas maldades, corrupciones, inmoralida­des y delitos que a diario, y a la vista de todos, laceran el sentimiento popular.

A esos males no se les puso coto definitivo en el momento adecuado, pues las autoridades encargadas asumieron, sin matices, sin equilibrio, una sentencia: la oferta y la demanda. Y ahora el esfuerzo tendrá que ser doble, o triple, o ¡váyase a ver!, pues será, sin lugar a dudas, una lu­cha sin cuartel, para mu­chos posiblemente más larga que la que se libra contra la COVID-19.

Desde hace bastantes años no pocos precios se hi­cieron oficiales a partir del que ya habían impuesto los revendedores y abusadores, por lo que ahora me cues­tiono si habrá el “fijador” necesario para que se ha­gan firmes y duraderas las medidas implementadas. Es imprescindible que así sea. Pa’ que la cuenta dé.

Compartir...
Salir de la versión móvil