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Ángel Augier para niños

Sorprendía favorablemente Ángel Augier a lectores y críticos cuando, en el año 2002, ya nonagenario, publicaba su primer poemario dedicado a quienes, en palabras del más universal de los cubanos, son la esperanza del mundo, son los que saben querer.

 

 

Saltarín Cantarán (Editorial Gente Nueva, La Habana, 64 pp) es el título de ese libro, acompañado, tanto en esa primera edición como en una posterior reimpresión aparecida en el año 2018, con las ilustraciones del hijo del poeta, Ángel Gilberto Augier Calderín.

Como explica el autor, en el «Proemio-dedicatoria», siempre quiso escribir poesía para niños, «pero el deber revolucionario y el trabajo de pan ganar (…) dejaban muy estrecho resquicio a la expresión de la poesía, en términos de espacio, amplitud y asiduidad».

Una treintena de poemas ha reunidos Ángel Augier en las páginas de esta obra en que, a través de diversas formas estróficas, logra presentar a los pequeños lectores un rico universo, marcado por una inteligente y desbordante imaginación.

El primer texto de la colección es «Saltarín Cantarán», una hermosa evocación de un recuerdo de la niñez; mientras que el último poema, «Mi barco de papel», resulta un respetuoso homenaje a ese clásico de la literatura infantil que es Por el Mar de Las Antillas anda un barco de papel, de Nicolás Guillén.

Entre uno y otro poema, el autor propone otros textos que, mediante un impecable discurso lírico, recrean, en ocasiones desde la mirada infantil, no solo el mundo circundante sino también sentimientos, actitudes, valores, de la propia condición humana.

Son poemas que invitan al disfrute de la lectura, pero que, igualmente, contribuyen a apoyar el proceso docente-educativo, como es fácil de comprobar con las adivinanzas incluidas en el cuaderno y, de manera muy especial, con «Color y sonido de las vocales».

La exaltación de elementos de la flora y la fauna de la isla es recurrente en las páginas de Saltarín Cantarán, al igual que ese sentido de raigal cubanía que se advierte de principio a fin del libro, dos temas, por cierto, presentes en la totalidad de la obra del escritor.

«Cuba» es el título de uno de esos poemas, incuestionablemente un canto de amor a la patria:

(Para repetirlo siempre)

Cuba, flotante línea suspendida
en la punta del agua sin sosiego,
llama en el centro de su propio fuego,
roja al viento la túnica encendida.

Cuba, de amor extiendes tu medida
y la sombra sepulta su astro ciego;
tu sangre, ardiente luz, es dulce riego
para alzar el tamaño de la vida.

Marítima y frutal, solar y sola,
las olas que establecen tu corola
forman, Cuba, coraza a tu alegría.

Y en tu carrera de canción y espuma
deslumbra a la mirada entre la bruma
el fulgor con que en ti florece el día.

 

Poeta, investigador, ensayista, crítico, editor, periodista, Ángel Augier (Holguín, 1910-La Habana, 2010), galardonado con el Premio Nacional de Literatura 1991 por la obra de la vida, es considerado uno de los más relevantes intelectuales cubanos de la pasada centuria.

Autor, entre otros libros, de los poemarios Uno, Canciones para tu historia, Isla en el tacto, Todo el mar en la ola, Arbolario y Fabulario inconcluso, entre sus estudios más relevantes aparecen los dedicados al Héroe Nacional José Martí y al Poeta Nacional Nicolás Guillén.

Aunque Saltarín Cantarán es el primer –y único– poemario para niños escrito y publicado por Ángel Augier, es indudable que quienes se aventuren en la lectura de sus páginas, tanto el público infantil como el lector adulto, no quedarán defraudados.

Lectura que confirma el alcance, trascendencia y permanencia de este hermoso libro no solo en la bibliografía de Ángel Augier, sino también en el amplio y rico panorama de la literatura que, para los pequeños, se escribe en la mayor de Las Antillas.

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