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Con Filo: Hicimos lo imposible

Los análisis e informaciones que durante estos días trascendieron de las sesiones de nuestro Parlamento, vienen a confirmar la excepcionalidad de este 2020, un año en que, dicho medio en serio, medio en broma, haber llegado hasta diciembre es ya de por sí casi un motivo para festejar.

 

 

El fuerte impacto sobre nuestra economía de la tremenda combinación de fuerzas contrarias durante estos doce meses que la mayoría hemos sentido de una forma u otra, parece difícil de sintetizar en ese 11% de decrecimiento anunciado, que esconde detrás un verdadero milagro administrativo, social, político.

La Covid-19, el bloqueo, las tormentas, las trampas y agresiones externas, y en paralelo, toda la labor del personal médico y científico, el voluntariado de tanta gente buena para enfrentar la pandemia, la repartición de lo poquito, otra vez, de la mejor manera posible, son hitos que han hecho de este año casi una aventura interminable.

Y para el próximo continuará la historia. Otra temporada de esta serie de la cual somos protagonistas, donde nadie dejó de hacer lo que pudo, aunque no siempre pudimos hacer lo que quisimos.

Como si fuera un aliento para tareas complicadas, todo lo difícil del periodo que concluye tendrá continuación en mayores y esperadas transformaciones.

El país entra, como el título del programa televisivo, en un pasaje a lo desconocido, aunque con gran preparación y estudio.

El éxito en esa cuesta arriba dependerá de muchos factores, donde uno fundamental es esa fortaleza de espíritu, y ese trabajo colectivo de que hicimos gala en estos tan largos últimos meses.

Por supuesto que ello conllevará superar contradicciones y vencer obstáculos. Y también sorpresas, positivas, y esperemos que no tantas negativas, aunque no las podemos descartar.

Es probable también que haya postergaciones y metas que se nos alejen, pero habrá otras también medulares que tomarán su lugar, y podrían ayudar a conseguir las restantes. Porque lo que sí no debemos es renunciar nunca, bajo ningún concepto, a ningún propósito justo y honrado.

Al fin y al cabo, este 2020 nos enseñó que muchas cosas que creíamos tremendamente importantes, eran prescindibles, y otras que no valorábamos casi, eran esenciales.

Además, lo mejor de todo es que para el próximo año ya hay un plan, una convicción compartida, un sentimiento de fortaleza que nos dejó este 2020 donde fuimos capaces, en muchos casos, de superar nuestros propios límites, tanto psicológicos como materiales y objetivos. Aprendimos a actuar de un modo diferente, obligados por la circunstancia, y ahora seguiremos innovando, con conocimiento de causa y la voluntad expresa y consensuada para conseguirlo

De modo que tal vez este año no tengamos las celebraciones más brillantes, ni las cenas más copiosas, ni las cercanías familiares tan queridas, pero esa satisfacción por el deber cumplido, por la salud preservada, por la solidaridad compartida, incluso en la distancia, harán de los próximos días un festejo quizás más intenso y sentido que el de otras ocasiones.

Al fin y al cabo, como habría dicho el Che Guevara, adaptando aquella frase suya en una mirada retrospectiva de este 2020: fuimos realistas e hicimos lo imposible.

 

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