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Frenar cambio climático exige consumo racional de alimentos

De acuerdo con un estudio de Naciones Unidas, consumir dietas más sostenibles y reducir los desperdicio de alimentos pueden ayudar significativamente a los países a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global.

 

Comer menos carne y reducir el desperdicio de alimentos son dos estrategias necesarias, factibles y esenciales contra el cambio climático ignoradas hasta ahora por los países, según el PNUMA. Foto: PL

 

Sin embargo, ningún plan nacional de acción climática menciona explícitamente a las dietas sostenibles ni considera la reducción del desperdicio de alimentos como parte de su estrategia para enfrentar el trastorno medioambiental que padece el planeta, asegura el informe.

En este sentido, el reporte señala que aunque el 89 % de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (los compromisos de los países en el marco del Acuerdo de París) mencionan la producción agrícola, se refieren principalmente a objetivos más amplios de uso de la tierra.

Las cadenas alimentarias, que combinan todas las actividades y elementos relacionados con la producción, procesamiento, distribución, preparación y consumo de alimentos, representan una relevante magnitud: hasta el 37 % de todas las emisiones de GEI a nivel global.

Implementar cambios en esos ámbitos podría reducir hasta 12,5 gigatoneladas de emisiones anuales de GEI, lo cual equivale a sacar 2 mil 700 millones de autos de las carreteras, dice el informe, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Visto en perspectiva, una decidida acción climática en los sistemas alimentarios puede aportar el 20 % de la reducción de emisiones requerida para el año 2050, en sintonía con la meta de evitar que el calentamiento de la Tierra supere los 2 grados centígrados para el 2100, y hacer lo posible porque no trascienda los 1,5 grados.

 

Dietas más sostenibles y reducción del desperdicio de alimentos pueden ayudar a los países a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar sus planes nacionales de acción climática hasta un 25 %, asegura el PNUMA. Foto: El Hormiguero Potosino

El giro hacia el empleo de dietas más saludables y sostenibles implican el consumo de una mayor proporción de alimentos de origen vegetal que de origen animal, precisa el estudio, que sugiere revisar la generalizada práctica de desperdiciar aquellos vegetales que no cumplen ciertos requisitos estéticos.

De aplicarse los cambios requeridos, los Estados podrían mejorar sus planes nacionales de acción climática hasta un 25 %, se afirma en el estudio, en el cual participaron además el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF) y otras organizaciones conservacionistas internacionales.

A fin de alcanzar tales objetivos, la agencia de la ONU identifica 16 medidas que los países pueden tomar en toda la cadena de valor de los alimentos, desde las granjas hasta la mesa de los consumidores.

Con ese propósito, el documento insta a todos los Gobiernos a incluir medidas sobre las cadenas alimentarias en sus planes revisados, que deben presentar este año a tenor con los compromisos establecidos en el Acuerdo de París.

“La pandemia (de la COVID-19) ha expuesto la fragilidad de nuestros sistemas de suministro de alimentos, desde las complejas cadenas de valor hasta los impactos en nuestros ecosistemas. Pero también ha demostrado que las empresas y las personas están listas para reconstruir mejor”, afirmó Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA.

“Depende de nosotros aprovechar esta oportunidad y poner los sistemas alimentarios sostenibles en el centro de la recuperación verde», sentenció Andersen, según el comunicado de prensa divulgado este martes por la principal página web del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

(Con información del PNUMA, Noticias ONU y PL)

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