Con el objetivo de comprobar los aciertos de su reciente rehabilitación, la Planta Potabilizadora Guaso, de Guantánamo recibe un estricto proceso de verificación tecnológica en medio de su período de puesta en marcha.
El control de equipos destinados al tratamiento del caudal procedente del embalse Faustino Pérez -hoy a más del 60 por ciento de su capacidad de llenado- así como los incorporados para sustituir el sistema tradicional de filtración, se incluyen entre los exámenes durante los primeros tres meses de prueba.
La arrancada de los tres flujómetros, para medir el agua entrante y saliente, conectados a conductoras de acero soldable y polietileno de alta densidad, así como la disponibilidad de Zeolita y la arena Sílice, también se revisan para una exitosa arrancada y salida del agua potable.
Análisis físico-químicos y bacteriológicos, de turbiedad, y otras propiedades del vital líquido forman parte además del proceso de purificación en una obra rehabilitada en medio del recrudecimiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos y la alarma sanitaria producto de la COVID-19.
Enclavada en las riberas del río que la nombra, en el vecino municipio de Manuel Tames, la Planta Potabilizadora Guaso procesa el 70 por ciento del agua que se consume en la ciudad capital, en tanto gracias a su modernización elevó su capacidad de 900 hasta mil 200 litros por segundo.
Desde su fundación en 1983 la Planta Guaso ha tenido entre sus desafíos el crecimiento de su capacidad, en correspondencia con el aumento de la población y la actualización de las políticas de abasto de agua segura y de calidad a la población.
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