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Emcomed: La vida, lo más importante

Al margen de la dimensión comercial de la entidad que dirige, el licenciado Ángel Luis Padrón Chacón valora siempre que lo más importante es la vida humana, aunque en ocasiones se trate de un solo paciente y de llevar un único medicamento a cualquier rinconcito del país.

En una de las áreas de despacho de Droguería Habana, una de las 25 unidades empresariales de base con que cuenta Emcomed. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

Una concepción humanista —seguramente inculcada en el hogar y fomentada en el decursar de su formación— le permiten a este joven profesional, director general de la Empresa Comercializadora y Distribuidora de Medicamentos (Emcomed), actuar bajo este principio.

La entidad —única de su tipo en el país, perteneciente a la  Organización Superior de Dirección Empresarial (Osde) BioCubaFarma— cuenta para su desempeño con unidades empresariales de base en todas las provincias y el Municipio Especial de Isla de la Juventud, las cuales incluyen centros de distribución, bases de transporte (una en la región occidental y otra en la oriental) y una de suministros farmacéuticos (materias primas y material de envase para la industria), entre otras.

Para tener una idea más clara de la trascendencia de esta empresa, baste señalar que es la encargada de garantizar los servicios logísticos de la industria biofarmacéutica e interviene en toda la cadena de suministros, lo cual incluye los puertos y los aeropuertos, pues también realiza las solicitudes de importación necesarias.

Por eso en las actuales circunstancias, cuando la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha puesto en jaque al país, Emcomed es vital para que en las instalaciones hospitalarias, centros de aislamiento, farmacias y otros centros de salud pública exista la garantía de contar con los medicamentos, así como otros materiales y útiles indispensables en este combate.

“Cuando hablamos de urgencias nos referimos muchas veces a un paciente. Lo más importante es que el fármaco esté en existencia,  si se encuentra en una provincia determinada se traslada hacia donde haga falta. Para ello Emcomed ha hecho alianzas con otras empresas, entre estas Taxis Cuba, pues antes hacíamos estas operaciones con la Empresa de Ómnibus Nacionales. La situación epidemiológica actual nos ha llevado a buscar variantes, que quizás se queden para la vida”.

En relación con las experiencias ligadas con esta pandemia, expresó que su generación ha vivido pocas y, aunque ya era trabajador de Emcomed cuando el H1N1, sin lugar a dudas “la COVID-19 nos pone a prueba todos los días.

“Lo esencial ha sido encontrar la solución colectiva a los problemas. No buscamos las alternativas solamente entre los directivos de la empresa, en la actualidad tenemos muchos ejemplos positivos, ideas, que surgen de los propios trabajadores y las estamos poniendo en práctica con muy buenos resultados”.

Comentó que constituye una fortaleza disponer de unidades en todo el país, lo cual permite actuar con celeridad ante cualquier situación. “Hoy se manipulan muchos bultos de medicamentos en menos de 24 horas y se trasladan por carretera. Es una dinámica bien compleja, pero el momento lo exige.

“Las extracciones en el aeropuerto están yendo, prácticamente, directas a las instituciones de salud, mas no podemos hablar de rapidez y de logística sin tener en cuenta el control interno. Son cuestiones que debemos armonizar y pensar en cómo solucionarlas sin que exista descontrol. Lo fundamental es que el producto llegue con la urgencia requerida”.

Al  elogiar  el  quehacer de los trabajadores (la empresa cuenta con 3 mil 700), subrayó que muchos afrontan un riesgo constante, pues están presentes en los hospitales, en los centros de aislamiento y “eso nos hace ocuparnos en cómo crearles cada día mejores condiciones para que no estén desprotegidos”.

En el plano personal, a este joven directivo que acumula lecciones de vida todos los días, le queda la satisfacción de cumplir con el pueblo, con la Revolución que lo formó, y de tener una familia que lo apoya. Ahí están las palabras de Diego, su hijo más pequeño, de 8 años, que todas las noches cuando Chacón llega a casa le pregunta: “Papá, ¿y cuántas vidas salvaste hoy?”.

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