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José Martí: ese desafío eterno

Es cierto que las selecciones puntuales de cortísimos pasajes de los artículos, ensayos, cartas y proclamas de José Martí ofrecen un atractivo prontuario, marcado siempre por el altísimo vuelo de la forma y la profundidad del pensamiento.

Martí según Servando Cabrera Moreno.

Los aforismos de José Martí son los del político y el poeta, dos ámbitos que en su caso confluyen armoniosamente.

Pero hay un peligro: el de quedarse en la superficie y no aprovechar del todo un ideario, que independientemente de la influencia de su contexto, mantiene una asombrosa actualidad.

A la vuelta de más de un siglo, Martí nos sigue hablando en presente.

Gracias al empeño de numerosos estudiosos de la obra martiana a lo largo de los años, cualquier cubano tiene pleno acceso a casi todo el legado del Héroe Nacional.

En cualquier biblioteca pública están todos los tomos de sus Obras Completas, de las que hace algún tiempo salió a la luz una enjundiosa edición crítica.

Es posible también acceder a sus textos de manera digital, en sitios webs o productos multimediales que pueden ser consultados en computadoras, tabletas y hasta celulares.

O sea, los cubanos tienen abiertas numerosas puertas al ideario del Maestro… Solo falta que muchos decidan acercarse.

Aquí y allá abundan las personas que, con las mejores intenciones del mundo, se dicen martianos y sin embargo apenas dominan un puñado de frases sueltas (en transcripciones no siempre exactas).

A Martí hay que leerlo, seguir su línea de pensamiento, comprender su lógica, tener en cuenta los contextos.

Solo así se podrán aplicar cabalmente sus preceptos. No se trata de reproducir acríticamente un planteamiento y tratar de aplicarlo a la práctica.

La producción literaria de José Martí permite un acercamiento gradual: desde las lecturas infantiles hasta los análisis más profundos de los interesados. Pero todos deberían leer a Martí. Y Martí escribió para todos.

La belleza de las frases, la contundencia de las imágenes literarias y la riqueza gramatical de la escritura martiana pudieran significar un reto para muchos lectores contemporáneos. Pero es una aventura que vale la pena asumir.

José Martí tiene mucho que hacer todavía. Orgullo de los cubanos, encarna nuestra más hermosa aspiración: la república con todos y para todos. 

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