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Osvel y su armadura de caballero

Camagüey.- Osvel Caballero (57 kg), es un torbellino sobre el ring, su agilidad y acertado golpeo desarticulan los ímpetus del contrario. Lejos de la acción es un hombre tranquilo y algo introvertido. Ello no impide que acepte el diálogo, sobre todo si se trata de boxeo.

Osvel Caballero. Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

“Llegar como campeón al Torneo Nacional siempre implica algo de protagonismo. No me confío, al contrario. Cuidarme de los rivales es algo que tengo presente. Ellos trazan su estrategia con la idea de ganarme, pero vengo a luchar y ganar el oro”.

Sobre los rivales a batir en el Girón expresó que a varios los conoce, a otros los estudiará.

“A este nivel cualquiera gana. Respeto a los adversarios. Solo debo enfocarme en mi plan táctico y aplicarlo en el cuadrilátero. Cada día es una enseñanza, asimilar lo que me dicen los entrenadores es fundamental. Soy fuerte en las tres distancias y administro bien los golpes. Es de gran ayuda cuando combato. Los triunfos lo demuestran”.

El 2019 ha sido un período inolvidable. Alegrías y superación han sido experiencias de calidad.

“Estoy muy contento, este año logré la corona en los Juegos Panamericanos en Lima. Fue una oportunidad que aproveché al máximo. Estar en el podio y escuchar el himno nacional es tremendo”, aseveró.

Ciertas pasiones se descubren con el tiempo. Otras nos seducen de inmediato, algunas nos obligan a aferrarnos a ellas.

“Descubrí el boxeo de niño. En la calle jugando. La familia me apoyó y aquí estoy representando a Mayabeque y a Cuba. Me encanta lo que hago, pero reconozco que el fútbol es algo muy importante para mí. Lo sigo continuamente”.

Convivir con la fama es complicado. Ciertas personas ceden ante sus peligrosos encantos. ¿Nuestro protagonista también?

“Creo que no he cambiado. Ahora tengo más responsabilidad, pues represento a nuestro país. En la calle sigo siendo el mismo. Los amigos me lo dicen y les creo”, afirmó mientras descubría una juvenil sonrisa.

El 2020 se anuncia complejo. Varias metas deportivas de rigor obligarán a esfuerzos mayores.

“Quiero estar en los Juegos Olímpicos. Alcanzar el oro me daría un alegrón tremendo. Primero debo ir al clasificatorio en Argentina. Si gano la oportunidad lucharé fuerte. Hay quienes creen que soy muy joven para el primer lugar, pero me veo allí. Confío en mis posibilidades”.

El talento de Osvel está fuera de duda. El futuro será el que brinde las notas finales de un púgil que desea conservar el brillo en su armadura de caballero.

 

 

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