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Ecuador: Del paquetazo a la violencia extrema y el caos

El estado de excepción impuesto en Ecuador por el presidente Lenin Moreno en todo el territorio nacional, la criminal represión  de las fuerzas policiales a las masivas manifestaciones de protestas en contra de reformas económicas lesivas a la población, el deterioro del nivel de vida ciudadano, las formulas de choque aplicadas por el FMI y el Banco Mundial, junto al aumento de la abultada deuda externa, mantienen convulsionada a la nación andina.

Foto: Kaos en la Red

A los violentos enfrentamiento que se producen en las calles de Quito, Guayaquil, y otras ciudades, entre los brutales cuerpos  policiales y fuerzas de seguridad y las airadas manifestaciones de trabajadores, sindicatos, estudiantes, comunidades indígenas y diversas organizaciones sociales, que han causado decenas de heridos y centenares de detenidos, se unen los paros del transporte público, de los taxistas y el cierre de los centros de enseñanza, decretado por el autoritario mandatario, como medida cautelar.

El detonante de la insurrección popular, ha sido el paquete de  las últimas  reformas económicas anunciadas por el Gobierno, amparadas en el Decreto 883,  que eliminan el subsidio a la gasolina y el diesel e imponen un nuevo plan tributario y laboral, que eleva el costo de la canasta familiar y agrava las ya precarias condiciones de vida de los sectores más pobres y necesitados del país.

El jefe de Estado complementa el denominado paquetazo con la eliminación o reducción de aranceles para la adquisición de equipos y maquinarias, tanto agrícola como industrial, materias primas e importación de teléfonos, computadoras y celulares, el recorte a solo 15 días de las vacaciones en el sector estatal y con la imposición del aporte de un día de su salario a los trabajadores, de las empresas públicas.

Medidas que han lanzado a calles y plazas al pueblo ecuatoriano en demanda de su eliminación y un cambio radical en la conducción del país, que está muy lejos de producirse, como aseveran economistas y diversos órganos de la prensa y redes sociales.

La progresiva crisis se fue gestando desde el momento del arribo al poder del actual presidente, que adoptó una política neoliberal y de inmediato enrumbó la nave de Gobierno hacia el norte, desviándola de los organismo de cooperación Sur-Sur, y abriendo las puertas de Ecuador a las apetencia del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial,  mientras abjuraba públicamente del programa económico, político y social de su antecesor Rafael Correa, que propicio y apoyó su candidatura por el Partido Alianza País, al que Moreno dio la espalda y acusó arteramente de infundados delitos de corrupción y absolutismo.

A la par, echó al olvido la Revolución Ciudadana, liderada por Correa, que tantas transformaciones democráticas y beneficios socio-económico logró para los ecuatorianos.

Un balance de la gestión del actual Gobierno no muestra hasta el presente signo alguno de progreso y desarrollo comparable a los años en que Correa desempeñó su gestión política y administrativa. Por el contrario se revirtieron los servicios de educación, salud, viviendas, aumentaron los índices desempleo y de pobreza, disminuyó la producción agrícola e industrial y la deuda externa que hipotecó al país y la interna, alcanzan entre ambas más de 59 mil millones de dólares, según fuentes financieras.

Laspuesta a tan insostenible situación está hoy en las manifestaciones de protestas que estremecen las bases del Gobierno de Lenin Moreno, aferrado a acallarlas mediante la represión y las amenazas a sus protagonistas.

Es paradójico que conforme a su carácter servil y a los dictados de Washington, la OEA y el Grupo de Lima se mantienen ciegos sordos y mudos ante los acontecimientos que estremecen a Ecuador, Argentina, Brasil, Colombia, Perú u Honduras, y centras sus diatribas y acciones subversivas contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.

El actual Estado de Sitio que se prolongará por 60 días no será ya capaz de contener las ansias desbordas de las masas populares dispuestas a cualquier costo a defender sus justos derechos y a tener un gobierno democrático de todos, con todos, y para todos.

Como señalaba Correa, más que una época de cambio, habrá un cambio de época, no solo para Ecuador, sino para toda América Latina.

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