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El Moncada: Un Manifiesto y un poema (III)

Momentos antes de partir al asalto, Fidel Castro Ruz leyó Manifiesto del Moncada redactado por el joven maestro de 24 años, torturado y asesinado aquel 26 de julio de 1953, quien desde el primer momento estuvo en el núcleo fundador y dirigente del movimiento.

 

El extenso documento destacó la intención de proseguir la lucha inacabada de nuestros libertadores y como expresión de ese empeño se hizo eco de la inmortal frase de Agramonte  para señalar que “En la vergüenza de los hombres de Cuba se asienta el triunfo de la Revolución Cubana”

En el texto se destacó que en esa hora decisiva se alzaba la juventud del centenario “que no mantiene otro interés como no sea el decidido anhelo de honrar con sacrificio y triunfo, el sueño irrealizado de Martí.”

Y tras describir el drama que vivía la nación después del golpe de Estado de 1952, utilizó una hermosa imagen reveladora del vínculo con el Apóstol y la decisión de llevar a la práctica su legado: “En 1853 con el nacimiento de un hombre luz, comenzó la Revolución Cubana; en 1953 terminará con el nacimiento de una República luz.”

Y si bien la acción no tuvo el éxito esperado, sin dudas el camino que abrió iluminó el futuro.

El Manifiesto dejó bien  precisados las razones que motivaban a aquellos hombres a emprender la lucha armada. Entre sus pronunciamientos, resaltó que “La Revolución se declara libre de trabas con las naciones extranjeras y libres también de influencias y apetitos de políticos y  personajes propios. La Revolución es una entidad viril, y los hombres que la han organizado y que la representan pactan con la sagrada voluntad del pueblo para conquistar el porvenir que se merece. La Revolución es la decisiva lucha de un pueblo contra todos  los  que lo  han engañado.

Y enfatizó “ La Revolución declara su decisión firme de situar a Cuba en el plano de bienestar prosperidad económica que  aseguran su rico subsuelo, su situación geográfica, su agricultura diversificada, y su industrialización, que han sido explotados por gobiernos  ilegítimos y espurios, por ambiciones desmedidas y por interés culpable.

Dejó sentado también el papel de la nueva gesta en el ámbito continental: “La Revolución declara su respeto por las naciones libres de América hermana que han sabido conquistar, a costa de cruentos sacrificios, la posición de libertad económica y justicia social que es el índice de nuestro siglo. Y hace votos, en esta hora decisiva, porque la clarinada cubana sea una estrella más en la conquista de los ideales e intereses latinoamericanos, latentes en la sangre de nuestros pueblos y en el pensamiento de nuestros  hombres mis ilustres.

En los párrafos finales, hizo un llamado a la unidad al señalar: “Cuba abraza a los que saben amar y fundar, y desprecia a los que odian y deshacen. Fundaremos la República nueva, con todos y para el bien de todos, en el amor y la fraternidad de todos los cubanos”.

E insistió en el sentido de continuidad a la obra que se estaba emprendiendo: “La Revolución se declara definitiva, recogiendo el sacrificio inconmensurable de las pasadas generaciones, la voluntad inquebrantable de las presentes generaciones, y la vida en bienestar de las generaciones venideras.”

En ese mismo momento, antes de partir al asalto, Raúl Gómez García declamó emocionado su poema que después de conoció con el nombre de Ya estamos en el combate:

Poema Ya estamos en combate

Por defender la idea de todos los que han muerto.

Para arrojar a los malos del histórico Templo

Por el heroico gesto de Maceo,

Por la dulce memoria de Martí.

En nuestra sangre hierve el hado azaroso

De las generaciones que todo lo brindaron,

En nuestros brazos se alzan los sueños clamorosos

Que vibran en el alma superior del cubano

Ya estamos en combate……

En nombre de las madres y de los hijos de nuestra tierra heroica

En nombre del honor y del decoro que construyó su historia

Por la estrofa magnífica del himno

 

«Que morir por la patria es vivir»

La libertad anida entre los pechos de los que viven hombres

Y por verla en la estrella solitaria es un honor luchar

A la generación del centenario le caben los honores,

De construir la patria que soñara el Maestro Inmortal.

Ya estamos en combate…… ¡Adelante!

Adelante hasta el nido superior de la gloria

Para que nazca en esta nueva aurora

La república digna y decorosa

Que fue el último anhelo de Chibás.

No importa que en la lucha caigan más héroes dignos

Serán más culpa y fango para el fiero tirano

Cuando se ama a la patria como hermoso símbolo

Si no se tiene armas se pelea con las manos.

Ya estamos en combate…… ¡Adelante!

De nuestra lucha heroica depende la Cuba verdadera

La de furia loca de Gómez y Agramonte…

La de la lucha pura de Mella y de Guiteras…

Adelante, Cubanos…… ¡Adelante!

Por nuestro honor de hombres ya estamos en combate

 

Pongamos en ridículo la actitud egoísta del Tirano

Luchemos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos

Sintamos en lo hondo la sed enfebrecida de la patria

Pongamos en la cima del Turquino la Estrella Solitaria.

 

Raúl Gómez García

(Continuará)

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