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Cuba en Liga Can-Am: Probar y ganar o viceversa

El pitcheo, un punto imprescindible en la Liga Can-Am. Foto: Phil Selig
El pitcheo, un punto imprescindible en la Liga Can-Am. Foto: Phil Selig

Con la tercera derrota en línea ante los Trois-Rivieres (esta vez 5-1) se completaron los primeros nueve juegos de la selección cubana en la Liga Can-Am y no paran de generarse los comentarios y preocupaciones sobre el rendimiento exacto a poco menos de un mes del inicio de los Juegos Panamericanos de Lima.

Para la dirección de Rey Vicente Anglada lo más importante en este periplo canadiense es probar a cada uno de los 28 jugadores y que las victorias lleguen como consecuencia de esta estrategia. Los más críticos desde las gradas y peñas prefieren hablar primero de triunfo y que las oportunidades a los noveles no dejen al final un balance negativo como el del 2017 (5V-16D), pues ya vamos por 4V-5D.

Lo cierto es que este conjunto nacional ha tenido la mejor preparación de los últimos años, al vincular entrenamiento de altura y juegos internacionales (en México-Canadá y Estados Unidos) por más de tres meses, con un enfoque claro y fuerte: recuperar el trono perdido en las citas multideportivas continentales del 2011 y 2015.

Su mentor apostó desde el primer momento a una buena cantidad de jóvenes y aunque hay una reducida tropa en La Habana entrenando y con opciones de vestir el uniforme a Lima, es lógico que la base del equipo (al menos 20 nombres) salgan de los que están en la Liga Can-Am ahora, a quienes se deben incorporar Yurisbel Gracial, Liván Moinello y Raidel Martínez, un trío que rinde a gran altura en la Liga Profesional de Japón.

Por lo visto en las tres primeras subseries jugadas César Prieto, Yoelkis Guibert y Yunieski Larduet —tres jóvenes recién llegados al equipo Cuba— no quieren perderse la fiesta en la capital peruana; mientras desde el box Pablo Luis Guillén, Pedro Álvarez, Yariel Rodríguez Yousimar Cousín , Norge Carlos Vera, Wilson Paredes, Rafael Sánchez  y Roberto Hernández —otro grupo de bisoños con brazos frescos— intentan demostrar y convencer en cada salida que están listos para vestir esa franela. Pero a todos no les ha ido bien.

Sin embargo, la formación que juega en Canadá ha dado algunas señales positivas en jonrones (tiene ya ocho por cinco conectados en las dos ediciones anteriores) y robos de bases (10) —armas con polvo en los últimos torneos internacionales; en tanto sigue preocupante la paciencia en el home (55 ponches y 15 boletos), la pobre cantidad de carreras por partido (3,5).

Hasta el momento, el pitcheo abridor, con la excepción de Lázaro Blanco y Freddy Asiel Álvarez, aún no ha convencido a los técnicos, quienes parecen destinados a buscar esa tercera carta de apertura. Confianza y oportunidades no le han faltado a Yariel, Cousín, Vera, Roberto y hasta el zurdo Misael Villa. Resta solo aprovecharlas con faenas profundas y valentía a prueba de balas, como va demostrando Pablo Guillén y Pedro Álvarez en roles de apagafuegos.

La quinta derrota este domingo volvió a demostrar que aún quedan muchas cosas por pulir en pos de producir carreras cuando el pitcheo se torna incómodo y con mediana calidad como ha sucedido en los dos últimos desafíos contra Trois Rivieres, aunque los lanzadores no tengan currículos notables en Grandes Ligas.

No hay alarmas, hay todavía chances y días para corregir, mejorar, probar y ganar. Solo que la exigencia del aficionado va aparejada al refrán de que “el tiempo siempre parece oro” y hemos visto en los últimos años tantas veces una película similar en el béisbol cubano que acabamos confiando en la filosofía de Anglada: probar y ganar, pero sin olvidar el famoso poema Viceversa del uruguayo Mario Benedetti.

 

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