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108 Conferencia Internacional del Trabajo: Contra la violencia y el acoso

Cuba fue uno de los Estados que aprobó en la sesión final de la 108 Conferencia Internacional del Trabajo (CIT) dos nuevos instrumentos internacionales para combatir la violencia y el acoso. Se trata del Convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, y una Recomendación de nombre similar. Ambos son parte del legado más importante del evento que  sesionó entre el 10 y el 21 de junio en Ginebra, Suiza.

 

foto: www.globalmedia.mx

 

La abogada Miriam Lau, directora de Relaciones Internacionales y Comunicación Social en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y miembro de la delegación cubana a la CIT, aseguró  a Trabajadores que expertos de su país, en representación de los eslabones del diálogo tripartita que defiende la Organización Internacional del Trabajo (OIT) —Gobierno, empleadores y trabajadores— integraron la comisión que elaboró el Convenio y participaron del proceso técnico y de consulta que llaman “doble discusión”.

Según trascendió, el Convenio entrará en vigor 12 meses después de que dos Estados miembros lo hayan ratificado y la Recomendación, que no es jurídicamente vinculante, proporciona directrices sobre cómo aplicarlo.
“Cuba es un Estado responsable, cumple sus obligaciones y ratifica las normas internacionales cuando tiene creadas las condiciones en la legislación nacional y en la práctica. Ahora sobreviene el período de tiempo reconocido por la OIT para que los Estados miembros analicen y comuniquen su decisión definitiva”, explicó Miriam.

El texto afirma que la violencia y el acoso en el mundo del trabajo “pueden constituir un incumplimiento o una inobservancia de los derechos humanos… y poner en riesgo la igualdad de oportunidades, y que son inaceptables para lograr un trabajo decente, e incompatibles con este”.  Define  “violencia y el acoso” como comportamientos, acciones o amenazas “que tengan por objeto, causen o sean susceptibles de causar, un daño físico, psicológico, sexual o económico”.

El objetivo es proteger a los empleados, con independencia de su situación contractual; ampara a quienes realicen actividades de capacitación, pasantías y formación profesional, a los trabajadores cuyo contrato se haya rescindido, a las personas que realicen labores de voluntariado o busquen trabajo, y a los solicitantes de empleo.

La norma se hace extensiva además a espacios que están más allá del puesto de trabajo: donde se efectúan la remuneración y los recesos para descansar o comer; en las instalaciones sanitarias (aseo y cambio de vestuario); durante los viajes para cumplimentar programas de formación, eventos o actividades sociales de índole profesional; en los alojamientos proporcionados por el empleador y también en todas las comunicaciones vinculadas al ámbito laboral (en particular aquellas en las que se usan tecnologías de la información y la comunicación).

Guy Ryder, director general de la OIT, señaló que: “La siguiente etapa consistirá en la aplicación de esas medidas de protección, con objeto de fomentar un entorno laboral mejor, más seguro y decente para mujeres y hombres. Estoy convencido de que, habida cuenta de la cooperación y la solidaridad que hemos constatado al respecto, y el interés público manifiesto en la adopción de medidas, se producirá una ratificación de forma rápida y generalizada para que se lleven a cabo las acciones pertinentes”.
La 108ª Reunión de la CIT ha sido denominada la Conferencia del Centenario, en referencia a la fundación de la OIT, suceso que tuvo lugar en 1919 y en el cual Cuba también estuvo presente.

La delegación cubana a Ginebra estuvo encabezada por Salvador Valdés Mesa, Primer Vicepresidente; Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC; y Margarita González Fernández, ministra del Trabajo y Seguridad Social, entre otros funcionarios y expertos, quienes intervinieron en diferentes momentos y espacios para denunciar la hostilidad imperialista contra la Mayor de las Antillas, política que afecta de manera particular a los trabajadores, sus familiares y al desarrollo económico del país.

También argumentaron la necesidad de democratizar los mecanismos de trabajo de la OIT y reconocieron los loables resultados alcanzados por la institución, así como los retos actuales y futuros del mundo del empleo.

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