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Carta abierta de un médico cubano a Jair Bolsonaro

Bolsonaro, hijo mío, cuando el Sr. dice que Cuba se queda con mi salario yo sólo pienso en las siguientes cuestiones:

  1. Yo acepté los términos de este contrato por libre y personal determinación.
  2. Consciente de que con ese dinero, mi madre, hermanos, sobrinos, primos, tíos, vecinos, mi familia toda, tiene garantizado el cuidado de su salud sin pagar nada.
  3. Consciente de que mi formación como médico es gracias a la creación de universidades públicas en todo el territorio nacional. Donde los hijos de albañiles, abogados, campesinos, empleados de servicio y de correos, médicos, etc., comparten la misma aula sin discriminación por sexo, color, ideología o riqueza. Eso, Bolsonaro, se llama igualdad. Cosa que usted no conoce, porque no existe en un país donde la corrupción y los privilegios políticos acaban con la riqueza de Brasil.
  4. Tengo el coraje de trabajar para el pueblo brasileño aún sin recibir ese salario del que usted habla. Porque yo no trabajo sólo por una cuestión económica. Trabajo porque me gusta mi profesión, porque jamás he pretendido hacerme rico a costa de los pobres. Porque jamás voy a usar la política como medio de vida. Porque jamás voy a engañar a los pobres con falsas promesas. Porque jamás voy a plantar el odio y la discriminación en el corazón de nadie. Porque voy a pensar bien las cosas antes de hablar para no tener que hacer como usted (que pide disculpas todos los días por las locuras que habla).
  5. Sí, puedo traer a alguien de mi familia, pero no lo traigo porque, Sr. Bolsonaro, el pobre tiene que tener prioridades en la vida y para mí la prioridad es ayudar a mi familia, aún más que comprar un pasaje aéreo sabiendo que en casa tenemos otras necesidades y prioridades.
  6. Sé también que usted cuenta con el apoyo de una pequeña parte de mis colegas que, por motivos políticos y económicos, creen que es mejor enriquecerse de dinero y no de amor, experiencia, valores morales, patriotismo, dignidad. Porque puedo no estar de acuerdo con mi salario allí en Cuba. Puedo incluso no estar de acuerdo con el sistema político de Cuba. Pero tampoco tengo porque difamar a mi país. Yo vi eso también en los brasileños pobres, mayoría en Brasil. A ellos les gusta Brasil, aquel pueblito donde nacieron, sólo que con certeza les gustaría que ese mismo Brasil que tienen en el corazón tuviera igualdad, pobreza cero, hambre cero, discriminación cero, violencia cero, corrupción cero, salud y educación de calidad. Pero aún así, en el Brasil imperfecto, les gusta su país.
  7. El Sr. dice que los cubanos “se están retirando del programa Más Médicos por no aceptar revisar esta situación absurda que viola derechos humanos”. No Bolsonaro, lo que realmente viola los derechos humanos es privar a los pobres de Brasil del acceso a la salud por no concordar con otras ideologías políticas. Porque usted quiere cambiar las reglas sin preguntarle a los beneficiarios del programa si realmente los cubanos hacen el trabajo de la manera que tiene que ser. Porque aquí, en Brasil, nosotros tenemos preceptores brasileños, estamos haciendo un curso en medicina familiar, todo bajo la supervisión de excelentes profesionales brasileños. No estamos aquí en cualquier rincón haciendo las cosas por capricho, no. Ahora viene a decir que estamos disfrazados de médicos. Aquí el único disfrazado es el Señorón y todos los que apoyan su absurda visión de la realidad. El Sr. sólo está luchando por los privilegios de la clase médica, de la clase política. Lamentable! Sí, Sr. Bolsonaro, lo que resulta lamentable es ver cómo un tipo sin conocimientos de nada, solamente de armas, consigue salir electo presidente. Y más lamentable aún fue ver como algunos pobres votaron por usted. Dios tome cuenta de los pobres. Dios toma cuenta de Brasil.
  8. Quien estudió en la época de los libros, quien estudió en la época que las investigaciones eran hechas en los libros y no a través de Google o en Internet, merece respeto. Quien luchó por la vida y lloró por la muerte de una persona o de un niño merece respeto. Quien fue allí, donde para muchos es el fin del mundo, para cuidar de los enfermos, merece respeto. Quien se quedó lejos de su familia para devolverle la sonrisa a un anciano o a un niño merece respeto. ¿No es para quitarse el sombrero? Es absurdo que 66 países en el mundo se están beneficiando de nuestra labor y viene usted a decir q nos disfrazamos de médicos. Peor aún es dudar de que alguien quiera ser atendido por los cubanos.

Pido respeto por mis colegas.

Pido respeto a la libre elección de mi pueblo.

Pido respeto a los pobres e ignorantes.

Pido respeto por la medicina pública.

Pido también al Sr. estudiar lo que significa el amor al prójimo.

Lo que significa Patria.

Lo que significa dignidad.

Lo que significa diplomacia.

Lo que significa medicina familiar.

Lo que significa igualdad.

Lo que significa respeto de pensamiento.

Lo que significa ser también el presidente de los brasileños pobres y no sólo el de los ricos y poderosos.

Salud y larga vida para el Sr.

Dios lo bendiga a usted y a su pueblo.

(Tomado del blog Nocaute, del periodista Fernando Morais)

 

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