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El Pionero ejemplo de trabajador del turismo

El sector del turismo tiene en Manuel Soliño Guevara a un paradigma: cantinero, dependiente, hombre amable, servicial, solícito a complacer al cliente y también machetero durante más de dos décadas.

Le dicen el Pionero, por haber integrado con solo 16 años la brigada Mal Tiempo y luego fundar la suya propia, la Elpidio Sosa, insigne de su sindicato y el país.

El Pionero se entrega por entero a su profesión en el restaurante Santa Rosalía de Santa Clara.

El cantinero machetero

Manuel dio su disposición a ir voluntariamente a la zafra de 1990, trabajaba en ese entonces en el hotel Santa Clara Libre, antes había sido dependiente en el Hotel España, de Caibarién y se había preparado en esta profesión en instalaciones de Varadero.

Era casi un niño y no sabía a lo que se enfrentaba cuando dio “el paso al frente para cortar caña”, afirmó y aún es visible en su rostro el susto del primer machetazo.

Por suerte se integra a la brigada Mal Tiempo, en aquel entonces una de las más destacadas del país, que dirigió Ramón Clavelo, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, a quien considera su maestro en el corte.

“Clavelo era mi inspiración, cuando llegué a su brigada me daba pena,  diariamente se ponía en una pizarra la lista de los macheteros, yo estaba en el número 20. Me decía para mis adentro ‘guapea , tienes que bajar’. Entonces creé mi propia estrategia: casi no descansaba en los mediodías ni los fines de semana, hasta que terminé la zafra en el número cinco. Yo nunca he sido ni más gordo ni más fuerte de lo que soy ahora, solo que tenía la voluntad de superarme a mí mismo no podía estar entre los últimos”.

En 1997 constituyó su propia brigada, la Elpidio Sosa, perteneciente  al Sindicato del Turismo, destacada nacionalmente y millonaria en varias ocasiones. “En ese entonces Clavelo y yo no convertimos en enemigos fraternales, la emulación fue entre brigadas y nos superábamos a diario”.

Entre El Pionero y Clavelo era frecuente escuchar jaranas, controversias y retarse mutuamente. Entre ambos colectivos se estableció una fraternal, pero firme emulación para ver cuál era la primera brigada millonaria de Villa Clara, según Manuel la suya llegó a superar a la de su profesor, expresó la frase con una sonrisa en el rostro y el respeto absoluto a quien fue su inspirador.

Soliño llegó a ser el mejor machetero joven de la nación, obtuvo la medalla Hazaña Laboral, la Distinción Elpidio Sosa y la medalla Jesús Menéndez, entre otras condecoraciones.

El Pionero confiesa que extraña el cañaveral, pero su profesión le cala muy adentro.

El Pionero de Palmares

Por ser machetero durante 22 años este hombre dejó de percibir propinas que pudieron acumular un monto millonario, pero confiesa que prefirió la admiración y el reconocimiento del pueblo que  esos beneficios.

Se le ve solícito, dedicado, con total profesionalismo atendiendo los clientes, primero en la carpa La Plaza, luego como capitán del salón del restaurante La Concha y ahora el Ranchón Parador 259 y en Santa Rosalía de la sucursal Palmares.

Se llenó de altruismo al devolverle a un turista una cartera con 3 mil euros, “ser honrado es una virtud y un valor”, precisó con total  indiferencia al dinero.

Además ha sido protagonista de donaciones de propinas para  apoyar al programa de salud, así como de sangre y brindó su aporte durante el huracán Irma.

El Pionero es un empuje, siempre dispuesto, lo hace todo bien, señaló Rogelio González, uno de sus compañeros de trabajo, otro aseveró que es una bujía que inyecta energías y todos lo consideran un ejemplo.

El obstáculo

Recientemente la vida le jugó una mala pasada, pero se ha impuesto al obstáculo.

“Un día me sorprendí sangrando por la nariz, creí que no era nada y terminé siendo paciente oncológico. Enfermé de un cáncer en la nasofaringe, se dice que me afectó la acumulación de productos químicos, se piensa que el humo de la caña quemada pudo influir, pero la vida es complicada.

“No es hora de buscar culpables, menos al corte de caña que fue la etapa más hermosa y comprometida de mi vida, que me hizo la persona que soy. Solo pienso en curarme y seguir batallando y mis médicos son espectaculares, me han casi reciclado”, dijo y contagiaba con su optimismo.

El Pionero es un hombre íntegro, con una familia hermosa que le apoya a continuar batallando por lo que cree. Hoy, este hombre se le ve entusiasmo, labora con amabilidad y está orgulloso por ser uno de los delegados a la Conferencia Provincial del Sindicato de Turismo.

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