Cargando...
Cuando supe del fallecimiento de Eladio Carranza Astiategui me vino inmediatamente a la memoria el último encuentro que sostuvimos en su hogar, en vísperas de la celebración del XX Congreso de la CTC. A pesar de que rebasaba ya la octava década de su existencia, mantenía esa cualidad que lo distinguió a lo largo de su vida: su energía, que volcó en el sindicalismo.
Pienso que esos bríos debieron ser aún mayores cuando a sus 17 años, a solo tres meses de haberse incorporado a la vida laboral en Radio Cuba Internacional y sin tiempo todavía para ser trabajador fijo, aceptó representar a sus compañeros de labor en el sindicato como delegado del departamento de mensajería.
Me contó entonces Carranza, con una sonrisa pícara, que cuando el jefe le preguntó por qué había aceptado el cargo si aún no formaba parte de la plantilla, su respuesta fue sencilla pero contundente: “Porque me eligieron”.
Era el año 1948. Los que confiaron en él vieron satisfechas con creces sus expectativas. A aquel muchacho no lo amedrentaron los mujalistas que se habían apoderado de la dirección de la CTC y los sindicatos, entre los que se encontraba la Federación Telefónica, a la que estaba afiliado el sindicato de Carranza. El joven se creció en la lucha, se convirtió en secretario general de la organización sindical de su centro, años después encabezó allí la célula de la sección obrera del Movimiento 26 de Julio, se incorporó con sus trabajadores a la huelga de abril de 1958, sufrió prisión y torturas.
Y no olvido cómo se iluminó su rostro al rememorar el primero de enero de 1959 cuando se le abrieron las puertas de la prisión de El Príncipe, y sin perder un minuto se sumó a la huelga general revolucionaria convocada por Fidel, involucrándose en una vorágine de acciones: la toma de la Federación Telefónica, de los centros de trabajo del sector, de la CTC…
En los años sucesivos esos bríos de Carranza se volcaron en el proceso de depuración de los sindicatos de los elementos mujalistas; en su participación en seis congresos de la CTC —desde el X al XV—; en su responsabilidad al frente de la Federación Telefónica, transformada después en Sindicato Nacional de Comunicaciones del que fue secretario general; en el comité nacional de la central, en la jefatura de su Departamento de Divulgación y la dirección de su editora de propaganda, y después del retiro, en la atención a los jubilados del sector donde laboró.
Ya Carranza no está entre nosotros, pero todavía cuando se menciona su apellido se asocia con el sindicato, y es que como él mismo me confesó en aquella emotiva entrevista, la labor sindical había sido siempre el sentido de su vida.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo en 1974 y Master en Ciencias Políticas de
enfoque Sur, Al graduarse pasó a atender temas históricos e
ideológicos y viajó a varios de los antiguos países socialistas. Al
pasar al periódico Trabajadores, escribió para el Suplemento de
salud durante varios años y realizó la cobertura del segundo
contingente de la brigada médica en Guatemala. Posteriormente fue
jefa de la edición digital y subdirectora editorial hasta mayo de 2025
que se jubiló y se recontrató en la publicación. En el transcurso de
su ejercicio profesional Ha ganado premios en concursos
periodísticos y de humorismo.
