Ahorro consciente

Ahorro consciente

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Teniendo en cuenta las medidas relacionadas con el consumo de combustible y energía eléctrica, indicadas desde el pasado primero de julio al sector estatal del país, es importante esclarecer que las condiciones actuales de la economía cubana nos obligan a restringirnos y ahorrar a la vez.

Equívocamente con frecuencia se entiende que ahorrar es consumir menos paralizando el servicio que se realiza. Eso sería restricción o racionamiento. Ahorrar implica necesariamente la utilización más eficiente de los recursos, hacer más con menos.

Según estos criterios —expuestos por  varios  especialistas— y ante los contratiempos de nuestra economía, el ahorro es una práctica a la que los cubanos deberíamos aferrarnos, porque ahorrar no es lo mismo que dejar de consumir.

En ocasiones, como en la actual coyuntura, las complicaciones provocadas por múltiples causas obligan a restringir el uso del combustible y la energía eléctrica, pero conjuntamente además de medidas que implican restricción debemos incorporar las que   representan verdadero ahorro y hacer este de forma consciente.

Ante las disposiciones orientadas por la dirección del país es imprescindible, más que nunca, diseñar estrategias y organizar adecuadamente los procesos productivos de los centros laborales para aprovechar al máximo las posibilidades de los recursos energéticos con que contamos, con la finalidad de realizar las producciones del mes y tener la menor afectación posible el cumplimiento de ellas y por consiguiente en los ingresos de cada colectivo laboral y los personales de los trabajadores.

Entre las primeras medidas tomadas para este período por los centros de trabajo, y que son recurrentes en casi todos, está el no usar aires acondicionados y otros medios de climatización, o microweig  y cocinas eléctricas para calentar el almuerzo, también el reajuste de la jornada laboral con vacaciones a los colectivos de manera total o a distintas áreas.

Estas son medidas importantes, pero se han adoptado otras que llevan consigo el uso racional de la energía y que representan un ahorro sustancial. Entre ellas reorganizar las líneas de producción, escalonar estas o concentrar la producción como se proyecta realizar en  la torrefactora de café de Villa Clara. Además establecer prioridades en la elaboración de los productos para mantener estabilidad de estos en la población potenciando los que menos consumen en su elaboración, por ejemplo refrescos y rones que pueden ser a granel y producir los embotellados escalonadamente a partir de las posibilidades del consumo, tal como lo ha diseñado la empresa de bebidas y refrescos del territorio, establecer recorridos de distribución a las tiendas una vez por semana con la demanda garantizada como lo que ha concebido Artex. De igual manera implantar días específicos para las coladas en las empresas mecánicas con hornos altos consumidores. Estas medidas requieren reajustar la planificación y un estudio inteligente y rápido de la organización del trabajo  específico para cada entidad.

En las empresas del país deben detectarse también todos aquellos puntos de ineficiencia que existen en las maquinarias, controlar el consumo de los puestos claves y de los equipos velando por el cumplimiento de los índices, localizar y neutralizar los escapes de energía, evitar negligencias como cámaras refrigeradas trabajando con la puerta entreabierta o juntas en mal estado, locales vacíos iluminados, computadoras encendidas sin usarse u otras cuestiones que provocan un consumo indiscriminado.

Estas medidas significan eficiencia, deben ser aplicadas siempre, pero ante la urgencia de los sucesos vigentes deben incrementarse.

El uso racional de la energía es un beneficio económico y cualquier medida de ahorro por pequeño o muy particularizado que parezca  representa una disminución de la energía primaria (combustible diésel, fuel oil u otras) consumida por el país en su generación y repercute favorablemente en la economía nacional.

En Cuba un altísimo porciento de la energía eléctrica se produce al quemarse combustibles fósiles, principalmente fuel oil y diésel, asunto este que por si solo habla de la necesidad de ahorrar y restringirnos, ambas cuestiones imprescindibles en estas circunstancias.

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