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Jesús Lara: entre la danza y el fuego

De izquierda a derecha, Omara Portuondo, Jesús Lara, Alicia Alonso, Pedro Simón y Lina de Feria, quien tuvo a su cargo las palabras de apertura de la muestra en el Museo de la Danza.
De izquierda a derecha, Omara Portuondo, Jesús Lara, Alicia Alonso, Pedro Simón y Lina de Feria, quien tuvo a su cargo las palabras de apertura de la muestra en el Museo de la Danza.

Yanet González Portal

Desde mis residencias errantes/ me pregunto, Alicia, si algún día leerás este poema… Cinco lustros pasan desde que el poeta, escultor, ceramista, fotógrafo y pintor Jesús Lara Sotelo (La Habana, 1972) invocara a la Prima Ballerina Assoluta en los versos de su poemario Alicia y las Odas prusianas.

En el noventa y cinco aniversario de vida de Alicia, a celebrarse en este mes de diciembre, el artista inauguró la muestra Seda y acero, en los predios del Museo de la Danza. La serie que comprende dieciséis piezas de cerámica está acompañada de lienzos en los que Jesús Lara representa a la propia maestra del ballet, así como a dos reconocidas mujeres de la cultura cubana: Omara Portuondo y la poetisa Lina de Feria.

Esta insigne escritora dedicó unas palabras esenciales en la apertura de la muestra, la cual describió de “un clasicismo” comparado con “los ideales de libertad griegos, donde aprecia “los contrastes como premonición”, y donde “los volúmenes en los platos y las ánforas van por encima de las orlas”, dando a entender lo “llano de la naturaleza nutriente”.

El evento tuvo como invitada especial a la bailaora flamenca, coreógrafa y actriz española Cristina Hoyos, quien fue recibida en Cuba con la muestra en el Museo de la Danza, institución que exhibe unas zapatillas con las que protagonizara importantes momentos de su carrera escénica.

La interpretación lírica de Johanna Simón y la inigualable voz de Omara Portuondo acompañaron la apertura de la muestra, que el artista agradeció al director del museo Pedro Simón, a la propia Alicia Alonso y a otros miembros de la Unión de Escritores y Artistas que propiciaron el encuentro cultural.

“El homenaje a Alicia es un motivo inaplazable de mi obra, tanto por la trascendencia que tiene en la tradición universal y cubana del ballet y mi pasión por la danza; pero esencialmente porque nos une una relación muy especial”, declaró Jesús Lara, quien ha tenido un relevante trabajo durante el año en curso, iniciado con la exposición Irla, que presentó durante la XII Bienal de Artes Plásticas de La Habana, y continúa con una amplia labor literaria con seis libros de poesía, aforismos y narrativa.

Seda y Acero confirma el propósito del artista de hallar para su obra una apreciación desde el regocijo visual y espiritual. A decir de la licenciada en Historia del Arte Elisa Álvarez, “la mirada se anestesia como si de un masaje retiniano se tratase. La experiencia estética se aquilata entonces en las zonas de silencio y contemplación, como si el hombre, de un impulso fiero y sediento recobrara su paz…” Lara es un profundo conocedor de las pasiones, el toque de la sensualidad que emanan de las ánforas voluptuosas, las perforaciones en los platos y la sinuosidad de las formas que desencadenan ese “impulso fiero”, que termina en la completa satisfacción con lo visto.

Jesús Lara Sotelo llega al veinticinco aniversario de su carrera artística y no deja de socavar la tranquilidad de los que lo imaginaron un solapado paisajista, o de quienes confiesan ver demasiado al acercarse al umbral de su constante creación. Ciertamente y como ya afirmó el doctor Rufo Caballero Mora (Cárdenas, 1966-La Habana, 2011) Lara es un notable paisajista, pero también un notable escultor, poeta y ceramista que no se deja definir en lo que él mismo declara como “la prisión del estilo”. Así lo confirman las obras expuestas en el Museo de la Danza.

El barro esmaltado y las técnicas mixtas se complementan para exteriorizar el todo indisoluble de su poesía y su pintura en el acabado de la cerámica: un paisaje de la realidad humana, la caída de los velos y las protecciones ante la verdad, la búsqueda de la aceptación y un bienestar superior.

En sus palabras, la poetisa Lina de Feria convidó a percibir en la obra de Jesús Lara “el latir animista del arte en el mundo de los sueños (…) Lo onírico como fuerza mutante en la expresión artística de la más bella creación” —y agregó—: Esperamos que conocedores como hay aquí de la obra de Leonardo da Vinci o Miguel Ángel, Jesús Lara puede emitir su comunicación humana a través del arte”.

Las piezas de Lara pueden palparse con la mirada, recorrerse las aberturas, ascender a sus relieves y desatar los nudos que se ciernen sobre ellas. No necesitan nombres que sugieran comprensiones, y menos la uniformidad de una metáfora. En la muestra el artista confirmó su talento en la creación performática para complementar la propuesta visual.

Si algo nos reafirma la serie Seda y Acero es la fidelidad de Jesús Lara a su estética y a la perenne belleza de la contemplación en la obra de arte. Una belleza que le da fuerzas al símbolo, como lo hizo la danza en las piernas de Alicia y la otorga a sus propias manos, cuando moldean la pieza que más tarde ha de poner al fuego.

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