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Por Heriberto González
En saludo al 50 aniversario del diario Juventud Rebelde, este 28 de octubre quedó inaugurada en la sala Villena de la Uneac, sito en calle 17 esquina H, en el Vedado, la muestra de humor gráfico del Dedeté.
La inauguración contó con la presencia Miguel Barnet, presidente de la Uneac, quien resaltó la obra de otro caricaturista y Héroe de la República
de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, presente en la exposición.
En la actividad, Barnet entregó una obra original del pintor y caricaturista cubano, Eduardo Miguel Abela Torrás, a Marina Menéndez, directora del diario Juventud Rebelde.
¿Qué decir que no sea conocido ya? ¿Repetir que unos originalísimos creadores se agruparon en la séptima década del siglo pasado con el propósito de satirizar con elegancia? ¿Que ese colectivo iluminado logró reflejar la sociedad mostrando al unísono disgusto y enamoramiento, como demanda el costumbrismo legítimo? ¿Asegurar que fue así que surgió el mejor suplemento humorístico de todos los tiempos en Cuba? Cualquier consideración que se proponga resultará insuficiente, precisó la norma de promoción del evento.
Pocas veces -agregó- se produce el milagro de aglutinar en un mismo proyecto a creadores del vuelo, la originalidad, la valentía y el trazo de quienes fundaron el DDT o se incorporaron en cuanto se los permitió el rigor que se exigía para integrar dicho colectivo. Algunos permanecen
entre nosotros, unos ya no nos acompañan en vida, han llegado nuevos rostros, y varios decidieron radicarse en otras latitudes.
Los casi 50 años de existencia de esta publicación superan lejanías y discrepancias, y matizan las incomprensiones que en algún momento soportaron sus colaboradores. El resultado habla por sí solo: el trabajo de cada uno de los integrantes del DDT, y el de todos en conjunto, lega el humor más elaborado, más fiel y mejor admitido por críticos, dibujantes, caricaturistas, escritores, y público en general.
La trascendencia de esta publicación, mantenida a lo largo de varias décadas, es el homenaje más rotundo al que una obra de arte puede aspirar.
