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Una escuela plantada frente al mar

La escultura de Rita Longa y un fragmento de la edificación principal de la escuela Marcelo Salado: imagen de la desidia. Foto: Del Autor.
La escultura de Rita Longa y un fragmento de la edificación principal de la escuela Marcelo Salado: imagen de la desidia. Foto: Del Autor.

 

Visitar en la actualidad la Escuela Nacional de Natación Marcelo Salado termina siendo, en amplia medida, una experiencia desgarradora. Allí la vida académica y deportiva ha sobrevivido, fruto del esfuerzo de alumnos, profesores y demás trabajadores, pero en condiciones muy difíciles. Cuesta pensar que radiquen en ese sitio los principales equipos cubanos de mayores y juveniles.

Llegué caminando por la extensa calle primera, en Miramar, donde ninguna instalación de las cercanas al mar exhibe tan mala cara como el hogar de nuestros nadadores. Pareciera que el salitre y el mar golpean en ese lugar con mayor fuerza; y que pocos recuerdan que ese centro fue creado por la Revolución hace varias décadas, gracias a lo cual surgieron estrellas como Rodolfo Falcón, Neisser Bent, Mario González, Imaday Núñez, Hánser García y otros.

Oscuridad, herrumbre, desaliño general, un par de piscinas vacías y otras dos funcionando cual estanques; jardines, aceras y muros destruidos; y un colapso tecnológico dantesco se imponen en la imagen, sobre el esfuerzo de quienes limpian, recogen, organizan y luchan porque la Marcelo siga existiendo; y por evitar se hagan realidad los rumores —narrados a este reportero por algunos trabajadores— de que el centro podría ser trasladado a otro sitio en algún momento. Un suceso como ese sacaría de su hábitat natural a los mejores “delfines” del país, y podría generar consecuencias aún peores para este deporte.

Llegué en busca de noticias deportivas, pero la escena motivó un recorrido a solas que acabé ante la lastimada escultura de Rita Longa llamada Memorial Marcelo Salado, realizada en 1971 y que ahora simboliza también la resistencia de una escuela plantada frente al mar, negada a desaparecer.

Una perspectiva desde las vacías piscinas de agua salada. Foto: Del Autor.

Ahora… las noticias    

El comisionado nacional y presidente de la Federación Cubana de Natación, Rodolfo Falcón, ocupa una modesta oficina en el lado oeste de este recinto. Allí me recibió para actualizar la situación de la disciplina.

Sobre la presencia de tritones y ondinas del país en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 explicó que es casi un hecho. Ahora mismo poseen marcas B el espaldista Armando Barrera (56:04 segundos en 100 metros y 2.00:92 minutos en los 200) y la librista Elisbet Gámez (2.01:80 min. en 200 y 4.17:24 min. en 400), en tanto Luis Vega pudiera lograrla en los 400 combinados y Lázaro Vergara en los 200 mariposa.

Los tiempos B no ofrecen clasificación directa, pero si ninguno de estos jóvenes fuera llamado en atención a sus cronos, Cuba sería beneficiada seguramente por el criterio de universalidad que aplica la Federación Internacional de Natación (FINA), para lo cual emplea 150 de las 900 plazas que posee bajo los cinco aros.

Tampoco faltó la pregunta sobre la situación del finalista olímpico Hánser García, sancionado en diciembre pasado por indisciplina. Falcón explicó que la medida aplicada fue levantada a mediados de año, tras cumplirse el 50 % de la misma y para favorecer la solución de problemas personales del joven. Sin embargo, el atleta no ha demostrado intenciones de regresar a las piscinas, de manera que no es parte de la estrategia actual de los técnicos.

En cuanto a la posibilidad de lograr contratos profesionales en el exterior, el directivo sostuvo que depende de volver a tener una gran figura. Consideró que García pudo haber abierto el camino, pero las circunstancias lo impidieron. Europa, Estados Unidos y Brasil son los polos principales de esta actividad.

La matrícula de la Marcelo está completa (70 atletas) y hace dos semanas se comenzó a nadar de nuevo en la pileta de 50 metros, afectada en los últimos dos cursos por la falta de cloro. Mejorías en la producción nacional de esa sustancia y la importación por parte del INDER de su variante granulada prometen mejorías al respecto.

La ruta competitiva seguirá siendo escueta: en diciembre será la Copa Andrés Pérez y en marzo la Marcelo Salado. En junio se prevé asistir al Circuito Marenostrum con los cuatro preseleccionados para Río, en busca de marcas clasificatorias.

A nivel de país continúan las dificultades para que funcionen las muchas albercas existentes y también se deprimen la fuerza técnica y la masividad. El “laboratorio” de la Marcelo sigue laborando, pero el futuro de la disciplina parece estar muy comprometido.

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