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El patriotismo y el internacionalismo: valores inseparables de nuestra historia

Salvador Valdés Mesa, miembro del Buró Políico y Vicepresidente del Consejo de Estado. Foto: René Pérez Massola
Salvador Valdés Mesa, miembro del Buró Políico y Vicepresidente del Consejo de Estado. Foto: René Pérez Massola

 

General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Honorables jefes de Estado y de Gobierno de las naciones del CARICOM aquí presentes.

Distinguidos invitados,

Compañeras y compañeros:

Nos honra la presencia en este acto de los representantes de las naciones hermanas de la Comunidad del Caribe, para conmemorar dos efemérides con hondas raíces comunes: el 118 aniversario de la caída en combate del Mayor General Antonio Maceo y Grajales y de su ayudante, el capitán Panchito Gómez Toro, hijo del General en Jefe Máximo Gómez, y el primer cuarto de siglo de la Operación Tributo.

Con Antonio Maceo –como ha dicho Fidel, el Líder Histórico de la Revolución– los cubanos siempre estaremos en deuda; con él y con su gloriosa familia de origen campesino, que respondió de inmediato al llamado de la Patria que nacía en 1868, con el Grito de Independencia.

Por sus méritos como combatiente, jefe militar de extraordinario valor personal, y político de avanzado pensamiento revolucionario, recibiría el apelativo de Titán de Bronce.

Sobre él, escribió José Martí: “Hay que poner asunto a lo que dice, porque Maceo tiene en la mente tanta fuerza como en el brazo”.

La tarde fatal del 7 de diciembre de 1896, el sueño de construir una República con todos y para el bien de todos, concebida junto a Martí y Gómez, sufrió un duro golpe, que a la postre facilitó la intervención norteamericana en los destinos del país.

Junto a Maceo y a Panchito, su fiel ayudante inmolado junto a su jefe, descansan en este lugar, un líder obrero y comunista, Blas Roca Calderío y el último mambí, Juan Fajardo Vega, mestizo descendiente de los primeros esclavos.

Ellos sintetizan la lógica de nuestro proceso histórico, representan a los que han luchado y caído por la Patria y por la Revolución, a los que con su trabajo e inteligencia la han hecho crecer y sostenerse.

Hermanos caribeños, compatriotas:

Por las razones antes expuestas, este altar de la Patria fue también el escenario escogido en 1989 para la ceremonia final de la Operación Tributo, por la cual fueron repatriados los restos de 2 mil 85 cubanas y cubanos internacionalistas, que ofrendaron sus vidas en defensa de la integridad territorial y la independencia de las hermanas naciones africanas, y de 204 colaboradores que perecieron en misiones civiles.

La presencia militar cubana en África fue una retribución esencial hacia aquellos pueblos que, arrancados de su suelo natal por los colonialistas europeos y esclavizados, contribuyeron desde el siglo XVI a forjar nuestra nacionalidad, como la de otras tierras del Caribe insular y continental.

Desde entonces, el 7 de diciembre se convirtió también, en un día para recordar a todos los cubanos, que han entregado su vida en defensa de la Patria chica y de la grande, la Humanidad. El patriotismo y el internaciona-lismo, dos de los más hermosos valores creados por el hombre, se unieron para siempre en nuestra historia.

Siguiendo esa tradición, ante el llamado internacional de ayuda al África que padece una mortífera epidemia de ébola, más de 15 mil profesionales de la salud expresaron su disposición voluntaria a participar en esta batalla, de manera altruista, ninguno ignoraba los riesgos, ninguno buscaba premios.

El hecho de que la Comunidad del Caribe y el ALBA – TCP, hayan sido de los pocos organismos regionales en concertar una estrategia mancomunada de enfrentamiento y prevención de la epidemia del ébola y de respaldo solidario a África en esta excepcional coyuntura, revela lo mucho que tenemos en común y nos une.

Queridos hermanos caribeños, compatriotas:

Hay dos fechas muy cercanas en el almanaque y en los sentimientos: el 7 de diciembre que hoy recordamos, y el 8 de diciembre de 1972, cuando las antiguas colonias caribeñas que apenas se independizaban, lideradas por Jamaica, Trinidad y Tobago, Guyana y Barbados, adoptaron la histórica decisión de establecer relaciones diplomáticas con Cuba y desafiar así la política de aislamiento impuesta por los Estados Unidos contra nuestro país.

Todo ello es posible por el legado de hombres como Antonio Maceo y Grajales, de los luchadores independentistas del siglo XIX y de los internacionalistas del siglo XX.

Nos hemos ganado el derecho a ese futuro unido y luminoso que previó Bolívar en su Carta de Jamaica, hará pronto 200 años. Por ese futuro lucharemos y venceremos.

¡Gloria eterna al general Antonio Maceo y Grajales y a todos los patriotas e internacionalistas caídos en defensa de la Patria y de la Humanidad!

¡Viva la eterna e indestructible amistad entre los pueblos y naciones del Caribe!

Muchas gracias.

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