Icono del sitio Trabajadores

Jolgorio entre los tabacaleros

Así lucen los tabacos en la fábrica artemiseña
Así lucen los tabacos en la fábrica artemiseña

Por María Caridad Guindo Gutiérrez Fotos: Humberto Lister y Alfredo

Como una colmena gigantesca repleta de laboriosas abejas encontramos a la UEB Fábrica de Tabacos Carlos Rodríguez Careaga de Artemisa. Los hombres y mujeres que allí laboran representan un colectivo unido, entusiasta, que no detiene su faena por nada del mundo, porque cada minuto cuenta.

Merecedores de la sede del acto provincial por el día del trabajador tabacalero, celebrado el 29 de mayo, se distinguen por el cumplimiento sostenido de los planes de producción de tabaco torcido para la exportación y la venta en el mercado nacional.

“Contamos con 266 trabajadores divididos en tres áreas fundamentales: la de preparación de materias primas, el taller de torcido y el área de producto terminado,” explicó Damarys Pelegrín Frontela, directora de la entidad.

Tenemos 110 torcedores que deben trabajar con una ritmicidad diaria de 11 003 tabacos, en cambio se hacen 14 000, de ahí que la galera cumpla al 120%. “Varían las normas de producción de acuerdo a las diferentes vitolas o marcas, que van desde la sexta a la novena categoría.”

La mayoría de la materia prima que reciben, tanto la capa como la tripa, es de exportación, y se selecciona cuidadosamente en el departamento de preparación. Después, venden a la Empresa Comercializadora de Tabaco Torcido de San Antonio de los Baños.

Pelegrín agregó que el salario medio es de 700 pesos, reciben estimulación en divisas y desde el primero de junio aplican un sistema de pago por resultados donde la calidad resulta primordial. “No tenemos horarios específicos, a veces los convocamos sábados no laborales o domingos con el propósito de cumplir el plan y los trabajadores vienen.”

Según Anabel Torres Rodríguez, jefa de producción, hasta el cierre de mayo se han sobrecumplido los planes de venta para la exportación y el consumo nacional, lo cual les hace pensar que la meta de llegar este año a 2 974 000 tabacos es posible.

Eficientes e informados

Aleyda Murillo Hernández, secretaria general del sindicato, comenzó aquí como torcedora, y ahora se dedica a pesar en la parte de preparación. “Todos los trabajadores están afiliados y se nos suman 10 jubilados.” Comenta que en el matutino se dio a conocer el otorgamiento de la sede del acto central por el 26 de julio a Artemisa, y desde entonces todos se mantienen informados de las actividades que se llevan a cabo en la provincia.

Sobrecumplir los planes productivos con la máxima calidad es el objetivo de los torcedores, afirmó Geovanis.

Los obreros escuchan cuentos, novelas y poesías, pero también conocen de cuanto acontece, sobre todo a partir de la celebración del día de la rebeldía nacional. Puedo apreciar las labores de embellecimiento que se ejecutan en la fábrica,  se respira un estado de ánimo superior, opinó Maribel Sierra Collazo, lectora de tabaquería.

Pese al deterioro del local donde se ubica la fábrica, en el momento de nuestra visita una brigada se encontraba pintando y embelleciendo el centro con motivo de la celebración.

A la tradición familiar no pudo escapar Geovanis Ferrer Mena. Varios primos y tíos laboran como torcedores, por tanto él decidió aventurarse en estas lides, también porque  “tenía habilidades manuales. Aquí me percaté de que el trabajo en el tabaco es mi vida, aunque soy técnico medio en construcción civil. Somos artistas, es como coger un material en bruto y hacer una escultura que tiene doble valor.”

“Desde que conocimos de la sede tenemos un compromiso mayor con la economía del país. Existe un boom explosivo en la producción de la fábrica. Llevamos meses cumpliendo los planes físicos y nos hemos dado a la tarea de sobrecumplirlos a diario,” afirmó.

Entre los torcedores, Erico Breto Falcón es considerado el más longevo, pues lleva 24 años en su labor. Es anirista y ha contribuido a humanizar el trabajo con invenciones tales como el trazador, destinado a marcar la capa con menos movimientos, el cual resulta más cómodo que la chaveta y permite eliminar molestias en el hombro y en la mano. También la máquina vitolada, donde se coloca el tabaco sin riesgos de sufrir variaciones en su dimensión. En reconocimiento a su incansable labor innovadora, recibió este 29 de mayo el sello 8 de octubre, máxima distinción de la ANIR. Sin dudas, “la sede del 26 es una gran motivación, especialmente porque fuimos invitados a participar en el acto central.”

“Casi todos los trabajos manuales son hermosos”, dice Mireya Pérez Capote, clasificadora de capas. “La hoja debe tener limpieza, buena textura, tamaño, color. Esto es similar a la confección de ropas, nosotros garantizamos la tela y puede que el torcedor tenga una buena tripa, pero sin la capa adecuada hay rezagos y pérdidas.” Sobre los festejos en Artemisa, comenta: “Nuestro sector se caracteriza por ser muy aguerrido.  De ahí que la noticia nos haya impulsado  a seguir aportando a la economía del país.”

A Israel le gusta la escogida del tabaco y todos los días perfecciona sus conocimientos.

Garantizando el relevo

A partir de sus necesidades, la fábrica convoca a varios cursos, a fin de habilitar nuevos trabajadores. Israel Millán Espinoza de 27 años, es uno de los jóvenes que se forma desde febrero en la escogida y envasado del tabaco. “El curso dura ocho meses. Actualmente escojo 1 200 tabacos diarios, o sea, el 50 por ciento de la norma de una persona evaluada.” Se  entrena en el área de producto terminado, donde revisan y anillan  los tabacos, y les colocan los atributos a las cajas.

Es Caridad Borrego García quien capacita a estos muchachos  y ha formado a la mayoría de los trabajadores. Después de 30 años de esfuerzo y de pasar por diferentes responsabilidades – tabaquera, jefa de brigada, especialista de calidad e instructora de escogida-  ella se siente torcedora por excelencia. Pese a sus 67 años, no concibe la jubilación entre sus planes inmediatos, “pues no me gusta permanecer en casa, y gracias a la vida conservo salud y ganas de trabajar.”

Lo mismo le sucede a Rolando Duarte Álvarez, inspector de calidad, quien ya suma 50 años en la industria tabacalera.  A su juicio, “nos distingue el trabajo cotidiano, el esfuerzo por cumplir los planes.  Dentro de la clase obrera, los tabacaleros se destacan por su entusiasmo y nivel de información”.

“Aquí todos estamos muy contentos por la sede del 26 de julio. Representa una gran alegría para cualquier revolucionario cuando su terruño alcanza tamaña distinción,” agregó.

Es el sentir de los tabacaleros artemiseños, dignos protagonistas de la actividad económica y productiva en la provincia, a quienes les sobran motivos para festejar este 26 el cumplimiento diario de sus metas.

Mireya Pérez habló del incentivo que representa la sede del 26.
Compartir...
Salir de la versión móvil