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Para llegar al néctar dulcísimo

Apicultores espirituanos en plena faena
Apicultores espirituanos en plena faena

Cumplir lo planificado por tres años consecutivos tomó todo un siglo a los apicultores de la provincia. El recién finalizado 2013, no solo marcó dicha hazaña sino que les bastó para afianzar el mejor índice de rendimiento en el país (55 kilogramos de miel por colmena).

Las variaciones climáticas conspiraron para dificultar el empeño de sobrepasar las 640 toneladas de ese almíbar natural urdido entre el corazón de una flor y la faena incansable de las abejas. Sin embargo, los trabajadores del sector acudieron a las alternativas y no descansaron hasta cumplir la meta:

“Febrero resultó el tercero mejor de los últimos 37 años en cuanto a producción, pero el mes de marzo fue el peor en igual período. Luego sobrevino septiembre con incidencias desfavorables y le siguió octubre con cifras récords para el territorio. No obstante a esa intermitencia conseguimos estabilizarnos empleando habilidades tradicionales y la trashumancia”, confirmó Lázaro Bruno García Castro, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Apícola Sancti Spíritus.

Esta última constituye el movimiento continuo de las colmenas hacia zonas de productividad variable y su empleo confirió ventaja a los obreros ante los altibajos de la floración. “Dicho método, unido a la constancia de los productores en el cuidado del colmenar viabilizaron nuestro quehacer”, aseguró García Castro.

Una dotación que creció en 200 panales para sumar 11 mil  800, devino materia prima para los trabajadores de la miel, quienes son responsables de afianzar a la provincia entre las cuatro mejores de laiIsla, al alcanzar las 650 toneladas del demandado producto en el  2013.

“El pasado año nos solidificamos como sector. Pudimos reemplazar todas las abejas reinas, sobrecumplimos los aportes de cera y propóleo y registramos los mejores niveles de crecimiento productivo por colmena en todo el país”, subrayó la fuente consultada.

Apoyados por una planta de beneficio que procesa la mitad de la miel de Cuba, los apicultores espirituanos se sobrepusieron a un año de no pocos obstáculos. Sus empeños se tradujeron en dulcísimo néctar que funge como antibiótico natural, contrarresta el insomnio, proporciona energía y posee otras múltiples propiedades curativas y alimenticias.

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