Fidel y otros dos combatientes que se dirigían a las montañas a continuar la lucha, se refugiaron en un vara en tierra, totalmente extenuados, y para protegerse un poco de la humedad, la neblina y el frío, pero despertaron con los fusiles sobre el pecho de una patrulla de soldados. Fue, confesó el propio Fidel el resultado de un error que no debieron cometer nunca. Continuar leyendo



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