Es cierto que no es la Idalys de Beijing, ni la de Londres, incluso no es la de Tokio. Pero sigue siendo esa guerrera forjada por Ronaldo Veitía, esa cubana a la que le van los retos y que en cada salida debe afrontar su combate más difícil, contra adversarios que trascienden el tatami: los 34 años, la historia y su propia leyenda Continuar leyendo