El concierto de Silvio Rodríguez en el Barrio, a un extremo del Estadio Latinoamericano, marcó un jonrón humano, apoteósico, divino. Nos develaron a los Cinco Héroes como seres de carne y hueso, que lloran, cantan, ríen, bailan, aman. Nada pudo robarles el optimismo y la fe en el regreso. Continuar leyendo
