Ni los años vividos –54-, ni los años trabajados -31-, ni la rudeza y los peligros de la profesión –liniero eléctrico- han mutilado su capacidad de emocionarse, ni su disposición de seguir “echando pa´lante”, como me dijo Luis Salvador Pereira Echavarría después de recibir la distinción Ñico López. Continuar leyendo

