Nadie supo qué pesaba más en aquella mujer, si sus 94 años de vida o el desgarramiento interior que le provocó un llanto en surtidor. Contó que venía desde lo más recóndito de Yateras, que bajó lomas, cruzó ríos, pasó lo inenarrable… pero estaba allí, y muy a pesar de sentimientos encontrados dijo a todos que era feliz Continuar leyendo



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