Cuando el 6 de febrero de 1958 Gerardo Abreu, Fontán, fue apresado por esbirros del régimen batistiano ninguno de los combatientes clandestinos a él subordinados abandonó su escondite. Tal era la confianza de aquellos hombres en quien tenía la responsabilidad de dirigir las Brigadas Juveniles y Estudiantiles del Movimiento 26 de Julio (MR-26-7) en La Habana. Continuar leyendo