Edad de fantasía y sueños, la infancia es la etapa de la vida definitoria en la formación de la personalidad de los seres humanos, que reclama —quizás como ninguna otra— de afectos y de una dedicación especial. Por eso el maestro que acompaña a estas edades debe, ineludiblemente, trascender lo meramente académico, instructivo, y llevar a cabo una pedagogía del amor Continuar leyendo


