La tarde estaba calurosa y aunque el viento siempre en el estadio Panamericano sopla sin avisar, cuando le tocó el turno de saltar a Yarisley Silva pareció jugar a la cofradía de detenerse y sentarse en las gradas a disfrutar de su vuelo sobre la varilla, primero sobre 4,40 metros y luego sobre 4,60.… Continuar leyendo

