Trabajadores y yo tenemos una confidencia entrañable.
Ya han pasado casi dos décadas desde aquel día en que recorrí por primera vez sonriente, mucho más delgada, con el pelo largo, casi a la cintura y mi hija en brazos, los pasillos del cuarto piso del poligráfico.
En aquel entonces me parecía inmenso el periódico desde mi visión provinciana. En ese trayecto fui dejando lo mejor de mí, he dedicado esfuerzos, días, noches… Trabajadores también me ha dado tanto que me volví otra y crecí… Me enorgullezco cada vez que escucho que he perdido mi nombre y que mi apodo ha cambiado para ser desde hace mucho tiempo en Villa Clara: “La periodista de Trabajadores”.
En este colectivo he conocido personas extraordinarias, jefes inolvidables, compañeros de siempre, en él están grandes afectos y es mi gran alegría.
Un día me reconocí rehaciendo manuscritos, volviendo a corregir enfoques, encontrando una arista nacional en una simple noticia que desde Villa Clara era casi imposible hacerla trascender, me daba cuenta de que en mí algo nuevo estaba gestándose y que hoy reconozco es el más grande de los aprendizajes.
A Trabajadores le agradezco la posibilidad de compartir momentos extraordinarios: la llegada de los restos del Destacamento de Refuerzo a la Plaza Comandante Ernesto Guevara, las visitas del líder de la Revolución cubana a la provincia, cubrir el programa Aló Presidente con Hugo Chávez, la estancia de Rafael Correa en Santa Clara… También conocer a obreros que luego fueron Héroes del Trabajo, dirigentes sindicales que defienden apasionadamente los criterios de sus colectivos, adentrarme en la temática laboral, que hay que amar y defender, escuchar opiniones y saber encontrar la medida exacta y justa de las problemáticas, porque para el semanario no hay diferencia entre corresponsales de provincia y periodistas nacionales.
Trabajadores cumple 45 años y serán mucho más. Reconforta saber que el periódico se rejuvenece y que sus páginas se llenan de color y savia, de firmas jóvenes quienes harán perdurar con el compromiso entrañable de una obra que nació con el empuje de hombres grandes como Lázaro Peña y que sigue latiendo.