Las relaciones entre la Comunidad del Caribe (Caricom) y Cuba constituyen uno de los procesos más estables y fructíferos de la diplomacia regional. Desde que en diciembre de 1972 los gobiernos de Barbados, Trinidad y Tobago, Guyana, y Jamaica decidieron establecer vínculos diplomáticos plenos con La Habana, nació una alianza basada en la cooperación, la solidaridad y la defensa compartida de intereses caribeños en el escenario internacional.

A lo largo de cinco décadas, esos vínculos han tenido una continuidad que trasciende los ciclos políticos internos.
Para Caricom, Cuba ha sido un socio confiable en áreas estratégicas como la salud, la educación, el deporte, la construcción y la preparación ante desastres naturales. Miles de caribeños se han formado en universidades cubanas, mientras brigadas médicas cubanas han atendido comunidades rurales e islas donde sería impensable la presencia permanente de especialistas altamente calificados. Programas como la Operación Milagro han devuelto la visión a decenas de miles de pacientes de la zona.
En el plano político, La Habana y los Estados miembros de Caricom han defendido posturas comunes ante desafíos globales, desde el cambio climático —amenaza existencial para las islas pequeñas— hasta la búsqueda de un orden internacional más justo. Reuniones periódicas de alto nivel, mecanismos de consulta y cumbres bilaterales han consolidado una agenda donde la cooperación para el desarrollo, la integración regional y la seguridad energética ocupan un lugar central.
Caricom, por su parte, ha mantenido históricamente un apoyo firme a Cuba frente al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos. Año tras año, sus países votan en bloque en Naciones Unidas contra esa política y reivindican el derecho de Cuba a un desarrollo pleno.
Además, la Comunidad ha condenado la inclusión de la mayor de las Antillas en la apócrifa Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo que elabora el Gobierno de Estados Unidos, y ha exigido la presencia cubana en el diálogo hemisférico y las iniciativas regionales.
En los últimos años nuevas áreas han cobrado protagonismo: la cooperación en biotecnología y medicamentos; la preparación ante huracanes y crisis sanitarias; la seguridad alimentaria; y la formación de recursos humanos en sectores estratégicos. La pandemia de la COVID-19 demostró la fortaleza de este vínculo con la llegada de brigadas médicas cubanas a varios países de Caricom en los momentos más críticos.
Hoy, cuando la región enfrenta tensiones económicas, vulnerabilidades climáticas y un entorno internacional incierto, la relación entre Cuba y Caricom emerge como un ejemplo de estabilidad diplomática. Ambos actores coinciden en la necesidad de fortalecer la integración caribeña, diversificar las fuentes de cooperación y seguir defendiendo una visión de desarrollo centrada en la equidad, la soberanía y la solidaridad.
Caricom y Cuba celebran no solo más de medio siglo de historia compartida, sino un compromiso que mira al futuro y sueña con un Caribe más unido, capaz de hacer oír su voz en todo el mundo.







