“No pagarle a un trabajador en tiempo es un crimen, lo privan de satisfacer sus urgencias básicas”; “se sienten desprotegidos”, “¿qué pasa con la tan traída y llevada frase: de mutuo acuerdo entre la sección sindical y la administración, si dejan nuestras familias desamparadas”.

“Nadie sabe… cómo nos las ingeniamos para comprar la merienda de los niños, reforzarles el almuerzo escolar, asegurar lo mínimo…”. Esas y otras expresiones provienen de entrevistados ante el incumplimiento de sus respectivos centros con el pago salarial en los días establecidos en el Convenio Colectivo de Trabajo.
El trabajo es un derecho y un deber social del ciudadano, y los ingresos que por él se obtienen son la vía fundamental para contribuir a la satisfacción de sus necesidades personales y familiares, al desarrollo de la sociedad, pero atrasar su remuneración, después de haber dado el aporte, es una violación de la ley que desmotiva y priva al trabajador de lo necesario para su sustento y el de la familia.
Desenredando hilos
Tras las causas objetivas y subjetivas un equipo de corresponsales de nuestro semanario hilvanó conceptos, desempolvó leyes, recordó cláusulas, conversó con un grupo de afectados, a fin de reflexionar sobre un tema que ocurre desde hace años, y que ahora parece haber colmado la copa. Durante la pesquisa constatamos que se ignora el Convenio Colectivo de Trabajo como instrumento jurídico con fuerza legal para que no haya atrasos en el pago del salario; son nulos o estériles los análisis de las administraciones, según consta en actas de consejos de dirección, y se llega hasta violar lo establecido por el sistema bancario de acreditar —depositar en la tarjeta magnética el dinero— tres días antes a la fecha de pago.

“¿Por qué?; pueden ocurrir errores de ficheros, problemas de comunicación, fallos eléctricos, caídas de sistemas”, explicó Michel Lara Mejías, director del Banco de Crédito y Comercio en el Municipio Especial de Isla de la Juventud.
“O alegan falta de personal en el área contable, insuficientes fondos en cuenta, que el director no estaba para firmar y demás justificaciones que el secretario general de la sección sindical debe conocer, con tiempo, porque lo cierto es que por inexistencia de efectivo no es, máxime si el ciento por ciento de las entidades estatales y presupuestadas están bancarizadas en nuestro Banco”, aseveró el directivo, quien considera que los trabajadores “no merecen sufrir las consecuencias de la morosidad”.
Una realidad que golpea
Sin duda el impago de salarios continúa siendo una problemática en Cuba, especialmente en sectores como el azucarero, la agricultura y el comercio. Aunque en los últimos años se han reducido los plazos y el número de afectados, las causas estructurales persisten y generan malestar social.

José Antonio Pérez Pérez, miembro de la Comisión Organizadora del 22 Congreso de la CTC, nos expuso raíces del problema, las medidas adoptadas y los desafíos que aún enfrenta el país.
“El pago es sagrado y es un derecho que tienen los trabajadores”, advirtió.
El dirigente recordó que el Código de Trabajo, en su artículo 114, establece que “el salario se paga en pesos cubanos al menos una vez al mes por períodos vencidos”. Cualquier modificación en la fecha o condiciones de pago debe comunicarse a los trabajadores con no menos de 15 días de antelación y con acuerdo sindical. Sin embargo, la letra de la ley contrasta con la realidad en algunos lugares.
Las culpas tienen nombres
En la Comisión Organizadora del 22 Congreso de la CTC se ha reconocido que “una de las quejas y reclamaciones reiteradas por los trabajadores se relaciona con el impago del salario. En Isla de la Juventud, por ejemplo, al cierre del año 2024 incidieron las empresas de recursos hidráulicos; mantenimiento a inmuebles; comercio; ómnibus públicos; forestal; flora y fauna; servicios portuarios; tabaco; música y espectáculos, y talleres.

“Han existido reclamaciones en cuanto a este asunto en el sector de la agricultura con la Empresa Agroindustrial (EA), colectivo con cambios en su dirección y estructura a partir de los problemas de solvencia económica presentados, falta de liquidez y de personal en el departamento contable”, alegó Nelkys Lopetegui Castillo, miembro del Secretariado de la CTC en ese territorio al frente de la Esfera de Asuntos Económicos.
Igual panorama ocurre en Camagüey, donde Yaneisi González Toscano, especialista de Política en la Dirección Provincial del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, expresó que alrededor de 675 trabajadores se encuentran afectados por el atraso del salario, con 116 meses acumulados entre los años 2024 y 2025.
Unas 13 entidades estatales incumplen con este sagrado derecho laboral, en el que sobresalen, al cierre de septiembre, unidades de la Empresa Provincial de Servicios Comunales, del Grupo Empresarial de Comercio Interior, del Ministerio de la Agricultura y la de Materiales de la Construcción, la de peor situación.
Según explicó la funcionaria es por “falta de liquidez, de materias primas y cuentas por cobrar”.
Sin salario no trabajo

“En mis 71 años de vida nunca pensé que llegaría el día en que no tendría dinero para comprar los alimentos. La chequera se acabó y seguían sin pagarnos, acudí a mi hermano y me ayudó, pero no es fácil”, manifiesta con dolor Ernesto Bárzaga Sánchez, administrador de la Empresa de Materiales de la Construcción del Poder Popular Provincial en Camagüey.
Su colega Ramón García Chicoy, especialista principal en el Departamento de Producción —fundador de esa entidad; en enero cumplirá 65 años y se jubilará— y otro de los cinco trabajadores que aún permanecen allí, tampoco se la han visto bien.
“Vivo con mi hermana con discapacidad intelectual y por la falta de salario durante meses hemos pasado momentos negros y sobrevivido gracias a mi hijo, sin contar las veces de pedir prestado”, reconoció.
Bárzaga lleva 25 años en esa empresa y Chicoy 39, el sentido de pertenencia los mantiene, aunque les deben seis meses de salario; otros se han ido.
No alcanza, pero si falta…
Antes el cobro era sagrado y creaba el síndrome de la Cucarachita Martina, ahora es insuficiente a golpes de carencias e inflación, pero sigue siendo un día de gloria, ¿y si este no llega?
Como explica Richard Ramírez Arias, miembro del Secretariado del Comité Provincial de la CTC en Camagüey “el impago o atraso genera descontento, desmotivación, lo que afecta el rendimiento laboral y el ambiente político-ideológico; además provoca la migración hacia otros sectores incluidos los nuevos actores económicos”.
Otros testimonios en territorio agramontino sustentan lo expuesto, en la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción (EMC) los últimos tres años han sido duros, confirmó Aida Regla Antúnez Parrado, su directora. “No obstante los esfuerzos tenemos bajos ingresos y una mala situación financiera. En enero del 2025 debíamos el año anterior de salario a 302 trabajadores —que como promedio empleamos en nuestras 10 unidades empresariales de base (UEB)—, hoy solo quedan 120, fuerza insuficiente”.
El panorama resulta complejo para cumplir su misión fundamental que es producir materiales con arcilla, hormigón y madera, porque desde que detuvo motores la fábrica de cemento de Nuevitas, por la carencia de combustible y las intermitencias en el suministro de electricidad, mucho no han podido hacer, pues si carecen de materias primas pocas o ninguna obra podrán respaldar.
“No asombra entonces que por concepto de cuentas por cobrar tenemos más de un millón 200 mil pesos y en cuatro municipios: Florida, Vertientes, Esmeralda y Carlos Manuel de Céspedes hay UEB que deben un año y dos meses de salario. Y de los hombres que no tienen contenido de trabajo solo hemos logrado reubicar 18, el resto ya ni están en plantilla.
“Hemos buscado alternativas como el arrendamiento de equipos y locales, pero no avanzamos como queremos. Para ponernos al día contratamos gestores económicos particulares ante la carencia de personal en el área de Contabilidad; hemos molido áridos, creamos brigadas de reparación de viviendas, hacemos pigmentos”, dijo Antúnez Parrado, quien con el ceño fruncido enuncia cada gestión realizada para garantizarle algo al bolsillo de los trabajadores.
“Los hemos reubicado, ya sea para reparar entidades, construir casas o en otros oficios, lo cierto es que el 2024 fue duro; en el municipio de Céspedes acumulan más de 100 mil pesos en cuentas por cobrar al igual que en el de Florida, aunque una salida ha sido ubicarlos en Servicios Comunales haciendo nichos y sarcófagos”, significó.
Siempre habrá solución
Humberto Menéndez Surí, director provincial de Economía y Planificación, en la provincia de Camagüey, destacó que realizaron controles y revisaron las incidencias con la situación financiera de las EA que pasaron del Grupo Empresarial Azcuba a subordinación local. Encontraron deudas a los trabajadores y lo primero fue ver las reservas productivas para buscar ingresos.
Otra opción fue el crédito de capital de trabajo que otorga el Banco, para ejecutarlo en actividades productivas, como siembra y cosecha de diferentes cultivos o realizar labores fundamentales de la entidad. La orientación es agotar todas las posibilidades productivas y entonces acudir al crédito bancario, expresó el directivo.
Aunque no siempre las indicaciones llegan a tiempo y encontramos a quienes como Ernesto Bárzaga Sánchez, se mantienen en su puesto por amor a la empresa y a la que considera no se le presta la debida atención por el sindicato.
“Aquí en la EMC hay una sección sindical depauperada. Como no tenemos custodios asumo esa tarea y la de recepción.
“Para cobrar una cuenta de 88 mil pesos a la Empresa Geominera, tomó dos años. Le dije a la directora y a la económica que yo iba a usar mis vacaciones para realizar las gestiones y erradicar esa deuda y así lo hice”, nos dijo. Es lastimoso escuchar que por la carencia de dinero ha tenido que ir caminando de su casa al centro de trabajo, unos 6 kilómetros de distancia.
Radiografía en los campos
El pago del salario o el anticipo en las unidades básicas de producción cooperativa (UBPC) constituye una obligación fundamental de la administración de primer orden para el sindicato. No obstante, en los últimos tiempos este derecho se ha visto afectado en diferentes entidades, incluso después de haberse discutido en el Consejo Nacional de la CTC.
Causas del impago se concentran en la falta de producción y eficiencia económica, especialmente en EA Municipales y centrales azucareros, precisó José Antonio Pérez, miembro de la Comisión Organizadora del 22 Congreso de la CTC.
Se suman los mismos problemas descritos: financieros, deudas, cuentas por cobrar, déficit de personal contable y de recursos humanos, y la competencia del sector privado, que atrae a profesionales con salarios más altos.
El impacto sobre las familias es directo en un contexto de inflación y pérdida de capacidad de compra. No solo afecta balances financieros, también erosiona la confianza en las instituciones y golpea la mesa familiar, en tanto, persisten entidades con atrasos de pago de cinco, ocho y hasta 12 meses, reflexionó el funcionario.
En las áreas rurales esa situación adquiere una dimensión crítica, por la desmotivación en quienes trabajan día tras día en el campo, lo cual se traduce en fluctuación hacia otras entidades y zonas urbanas, y consecuente aumento de tierras ociosas y despobladas.
¿Cómo lograr la permanencia en el campo y estimular la producción de alimentos? Una respuesta a medias la encontramos en las medidas transitorias adoptadas a partir de la solicitud de fondos emergentes al Ministerio de Finanzas y Precios para cubrir atrasos; reubicación de trabajadores en actividades secundarias o de ciclo corto y control sindical en defensa de los afiliados.
“La solución definitiva está en producir y prestar servicios. Así sería digno defender un salario respaldado por la creación de riquezas”, advirtió Pérez.
El comercio también ha registrado incidencias en provincias como Granma, Camagüey, Matanzas y Santiago de Cuba, reflejo de la inestabilidad de ofertas, insumos y niveles de actividad. A ello se suma la insuficiencia de equipos de recursos humanos y contabilidad, y la competencia del sector no estatal.
Durante el inicio del año el impago salarial superaba los 20 mil trabajadores afectados, ya disminuyó a 3 mil; y cinco entidades superan los cinco meses de impago, lo que acarrea ilegalidades, indisciplinas sociales y laborales.
Las deudas en el caso de las EA municipales se concentran en Camagüey, Las Tunas y Granma, con atrasos de varios meses, y Santiago de Cuba, con una deuda de un mes.
“Específicamente en el sector azucarero, seis de ese tipo de entidad diseñadas para producir meladura quedaron sin combustible y no honran el pago del salario en centrales como Bartolomé Masó y Roberto Ramírez, en Granma, y Argentina y Brasil, en Camagüey”, aseveró.
Son evidencias de que existen muchos factores que inciden en la formación de los salarios y en las violaciones e incumplimientos de un pago que debe ser sagrado.
Es cierto, como enfatizó Enrique Cisneros Morris, jefe del Departamento Económico de la CTC, de que: “El salario tiene que estar respaldado por la creación de bienes y servicios y su impago no puede quedar en informes sindicales”. Este criterio hace preguntarnos.
¿Dónde queda entonces la defensa sindical en la base a los derechos de los afectados, si los salarios de buena parte de los cubanos son tan insuficientes que rozan lo simbólico? El tema requiere una acción enérgica contra los infractores por la parte gubernamental también. La desprotección que significa un mal que ha echado raíces hay que talarla para que cese al menos ese llanto en el bolsillo obrero.

