No hay fórmulas trilladas si el resultado final responde a una nueva circunstancia y llegan luces esperadas. Tampoco hay verdades tan absolutas que no puedan sumar opiniones diversas, incluso para enriquecerlas y apartar del camino los valladares más recios o fuera de contexto. La economía, en Cuba y en cualquier parte del mundo, no puede ser matemática pura en los bolsillos, desestimulación al trabajo o dolores de cabeza para comer, transportarse y vestir.

El Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía que desde esta semana discutiremos los cubanos en nuestros centros laborales, núcleos del Partido y en cada estructura de dirección del país apuesta por demostrar que todavía quedan reservas reales para salir de esta compleja situación, que ha traído heridas sociales y políticas nada despreciables.
El Líder Histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, lo advirtió en fecha tan temprana como 1973, precisamente en el XIII Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba: “No se impone un punto de vista; se discute con los trabajadores. No se adoptan medidas por decreto, no importa cuán justas o cuán acertadas puedan ser determinadas medidas. Las decisiones fundamentales que afectan a la vida de nuestro pueblo, tienen que ser discutidas con el pueblo y esencialmente con los trabajadores”.
Tal y como ocurriera en la década de los noventa del siglo pasado cuando un grupo de medidas fue sometido al aporte y criterio de los dueños fundamentales de producción, este programa busca lo mismo antes de ser implementado. Serán 45 días no para levantar manos mecánicas de aprobación, sino para hacer propuestas, mostrar dudas y hasta estar en desacuerdo con algo, sin que eso signifique perder el rumbo de la integralidad que persiguen los objetivos y acciones a llevar adelante desde el 2026.
La seriedad del proceso es hija hoy de la necesidad. Cuba merece ser próspera y sostenible con menos inflación, una tasa de cambio oficial cercana a la realidad y también muchas más exportaciones, mayor eficiencia y abundancia de alimentos. No es sueño ni delirio. Es posible. Construyámoslo entre todos.


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Se trata como dice nuestro presidente de que cada uno haga lo que le corresponde, el control juegue su papel, así como los que tienen la responsabilidad también lo hagan bien, la disciplina laboral, la exigencia muy importante, lograr que las personas amén trabajar y hechar la economía adelante, es que esencial para que mejore la calidad de vida del pueblo
Mis saludos.
Comparto con la exigencia en el control sobre la economía de este país, pero planteo que se debe de comenzar por las distorsiones que afectan a la población.
Por ejemplo en reiteradas ocasiones he tratado de abordar una gacela para trasladarme hacia diferentes lugares, el caso es que me he encontrado que de 10 vehículos que deben de funcionar a lo máximo se encuentran 4. Al analizar los pormenores he comprobado lo siguiente
a) Dicen que se encuentran rotas o no tienen combustible
b) se incorporan a trabajar a cualquier hora, puede ser las 7, las 8 o a las 10
Pero la verdadera razón del asunto es que la gran mayoría trabajan por la noche y cobran lo que se les ocurra, como a una compañera que le cobraron 600.00 pesos por una carrera de 20.00. Me pregunto porqué no toman medidas con esto, pues afectan a los trabajadores que van a producir o realizar su trabajo
Donde se encuentra el grado de control y exigencia de todo esto. Yo diría que si tienen que dar 10 viajes en el día (por ejemplo) y solo dan 2 al otro día deben de dar 18 o tomar una medida de real control.
Espero sea escuchado mi planteamiento