En el corazón de Bayamo, donde hace más de un siglo se entonaron por primera vez las notas del Himno cubano, late con fuerza un proyecto que debe su existencia a la visión del destacado intelectual Armando Hart Dávalos de que es la cultura un pilar fundamental de la nación.
Se trata de la Fiesta de la Cubanía, celebración que cada octubre convierte a esta ciudad monumento en la capital del arte del país.

Una idea que germinó en tierra fértil
El vínculo histórico entre Hart y Bayamo se remonta a la inauguración de la Casa de la Nacionalidad Cubana el 19 de octubre de 1991, acto que estuvo bajo su responsabilidad como entonces Ministro de Cultura. En medio del complejo período especial, comprendió que fortalecer la identidad nacional era crucial para la resistencia espiritual del pueblo cubano.
En su discurso inaugural, Hart había destacado que «quienes entraron en Bayamo el 20 de octubre de 1868 eran hombres de cultura unidos a los esclavos y demás hombres de trabajo» y que «esa unión sagrada entre el movimiento social y político es lo que nos hace invencibles».
Estas palabras contenían en esencia el germen de lo que sería la Fiesta de la Cubanía.
Crisol de la Nacionalidad: el antecedente académico
Antes de que el festejo tomara su forma actual, ya se desarrollaba en Bayamo el evento teórico «Crisol de la Nacionalidad Cubana», que desde octubre de 1992 servía como espacio académico para debatir sobre los fundamentos culturales, políticos y filosóficos de nuestras raíces. Este intercambio de saberes, que cumple más de tres décadas de existencia, se consolidó como la columna vertebral intelectual de las posteriores celebraciones.
El Crisol se caracterizó por reunir anualmente a investigadores, intelectuales, profesores y estudiantes en torno al debate ético, crítico, profundo y científico sobre hechos y fenómenos culturales, filosóficos, sociológicos e históricos de la nación y nacionalidad cubanas.
Figuras como Cintio Vitier, Fina García Marruz y Joel James Figarola engrandecieron sus primeras ediciones.

Fue en 1994 cuando surgió oficialmente la Fiesta de la Cubanía como proyecto integral que combinaba el rigor académico del Crisol con expresiones artísticas y populares.
Hart visualizaba una celebración donde el pensamiento se entrelazara con las manifestaciones más auténticas del pueblo, y convertir a Bayamo, cuna de la nacionalidad cubana, en epicentro de la defensa cultural.
La concepción del entonces Ministro integraba múltiples dimensiones tales como espacios para discusiones científicas en historiografía y ciencias sociales; eventos que vinculaban tradiciones, folklore e identidad; ferias de artesanía y exposiciones de artes plásticas; presentaciones y ventas de libros además de música tradicional, popular y de concierto en sus diversas expresiones.
Legado que perdura
Tres décadas después las festividades siguen siendo fiel a la visión de Hart.
La celebración ha expandido su alcance a más de 40 comunidades en Granma y supera las 200 actividades en cada edición, demostrando que la idea original mantiene plena vigencia.

Al dedicarse en 2025 al centenario de Fidel Castro y los 95 años del propio Hart, la fiesta renueva su compromiso con aquellos que entendieron la cultura como «arma de la patria».
La Fiesta de la Cubanía representa así la materialización de un principio esencial en el pensamiento del también fundador de la Sociedad Cultural José Martí de que la defensa de la soberanía nacional comienza por la preservación de nuestra identidad, y que esta, lejos de ser una reliquia estática, se revitaliza cada año en el encuentro entre el pensamiento crítico y la creación artística popular.



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