Hay hoteles con tanta alma, que son casa, hogar, abrazo. El Royalton Hicacos es eso para los cientos de clientes que cumplen el sueño de alojarse en él. Así me definió su relación con el resort un inglés que por muchos años allí se hospedó.


Entonces, yo no lo entendía. Comenzaba a adentrarme en el mundo turístico y no lograba comprender bien ese filing entre hotel y vacacionistas, ese sentimiento visitantes-trabajadores para venir una y otra vez, incluso, de muy lejos, a repetir la experiencia de ocio, al sol, a la playa, a los prestatarios.
Luego, supe más. Humberto, el del sindicato, enseñó el primer destello de la estirpe de su gente en una reunión de la CTC. Ahí, justo ahí,
aquel veterano, mulato, alto, dijo mucho, pero en mí se grabó una frase: “Represento a un colectivo ganador”.
Por suerte, no mentía. El 19 de octubre de 2002, el Sandals Royal Hicacos nació con los genes del triunfo, y como, buena carrera de relevo, 12 años después surgió el Royalton Hicacos , para mantener la vocación de éxito, y mejor que eso, encumbrarla.


Fue en 2014 cuando la canadiense Blue Diamond, tomó el batón dejado por la Sandals. Solo cambió la cadena, la esencia no, porque esté quien esté al mando, un hotel, un hotel son sus trabajadores. “Sin ellos nada es posible”. Nunca esta verdad de Amaurys sonó tan cierta como cuando se escuchó en las sesiones finales de la Tercera Conferencia Nacional del Sindicato de Turismo.
Allí, en esa suerte de Congreso, Amaurys aseguró: “Represento a un colectivo ganador”. Solo unos años habían transcurrido entre la afirmación de Humberto y la Amaurys. Era un concepto atravesando el puente entre una generación sindical y la otra.
Quizás todo se explique en esa sed cotidiana por la victoria, por la gestión de la calidad, por hacer bien las cosas, porque a fin de cuentas el huésped siempre sube la varilla, pero el Royalton Hicacos puede. Está acostumbrado a los grandes saltos, pese a que no hay gloria sin obstáculos, y en especial en un destino donde las condiciones de hoy complican el ejercicio turístico.

Ahí están sus resultados, como testigo y como acotación: No hay instalación mixta que lo supere en cantidad de premios, ni en nacionales, ni foráneos. Mucho menos en condecoraciones. El Royalton es el campeón del turismo en Cuba, lástima que al monarca le nieguen medallas, le sigan negando el derecho al cobro de sus “utilidades”, un asunto que a pesar de promesas, sigue sin resolverse, para que acabe de perder el récord negativo de ser el uno de los dos únicos hoteles mixtos en el país privados aún de ese derecho.

Ojalá para el 24, quizás para el 25 aniversario, obtengan lo que merecen… Mientras tanto, el Royalton Hicacos está de cumpleaños, de agasajos a fundadores, y de agradecimiento a los que dejaron huellas allí y a todos los que hoy lo hacen, dice Amaurys, con el orgullo de su “colectivo de royaltoneros. Sin ellos nada es posible”, repite el dirigente sindical que como otro lauro, irá como delegado a las sesiones finales del 22 Congreso de la CTC.
Más de dos décadas después de haber nacido, Royalton Hicacos continúa siendo casa, hogar, abrazo, destino.


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